Como todo vínculo patológico esta búsqueda está destinada al fracaso o, en el mejor de los casos, al logro de un equilibrio precario.
Hay diferentes grados y calificaciones de la dependencia (física, mental, psicológica, económica, social, cultural).
Perfil del dependiente afectivo patológico
Padece de falta de afecto.
No espera cariño porque nunca lo ha recibido.
Se apega a alguna persona que idealiza.
Se interesa por personalidades indeseables, seguras de sí mismas, con cierto nivel de éxito o capacidades, a veces más supuestas que reales.
Vive el amor como sumisión no como un intercambio recíproco de afecto.

Características de las relaciones interpersonales, especialmente de pareja, de los DAP:
Buscan la permanente aprobación de los demás.
Viven de relaciones exclusivas y “parasitarias”.
Su anhelo de tener pareja es tan grande, que se ilusionan y fantasean enormemente al comienzo de una relación o con la simple aparición de una persona interesante.
Desean complacer el inagotable narcisismo de sus parejas, pero lo asumen siempre y cuando sirva para preservar la relación.
Sus relaciones no llenan el vacío emocional que padecen, pero sí lo atenúan.
Son personas con cierto déficit de habilidades sociales.
Soportan desprecios, maltrato físico o emocional y humillaciones.
Sus propios gustos e intereses son relegados a un segundo plano.
Estos desórdenes requieren contención del entorno más cercano y atención profesional, lo que llevará al paciente a poder vivir sus relaciones afectivas sin padecerlas.
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