Claves para evitar accidentes en el agua

Noticias de Ciencia/Salud: Domingo 13 de diciembre de 2009 Publicado en edición impresa
Para disfrutar sin riesgo de las piletas y los deportes acuáticos
Pediatras elaboraron un documento para prevenir el ahogamiento, que es la segunda causa de muerte en menores de 15 años
Fabiola Czubaj
LA NACION
El calor ya invita a zambullirse en la pileta o a preparar el kayak o la moto acuática para disfrutar del río o del mar. Por eso es muy oportuno tomar algunas precauciones con los chicos y los adolescentes para evitar los accidentes.
Pero ¿cuál es el mejor chaleco salvavidas? ¿Hay que usar casco para andar en moto de agua? ¿Sirve la matronatación para aprender a nadar? ¿Cuándo se considera segura una pileta? ¿Conviene zambullirse en un espejo de agua? ¿Cuándo es seguro llevar un bebe a bordo?
Las respuestas, elaboradas por un grupo de pediatras especializados en prevención de accidentes, ayudan a evitar el ahogamiento, la segunda causa de muerte en los menores de 15 años. "La «noción del peligro», que es un conjunto de percepciones y aprendizajes que resguardan la integridad física, se adquiere a alrededor de los 4 años", precisan los autores del Consenso Nacional de Prevención del Ahogamiento de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
Esa es la mejor edad para empezar con las clases de natación, que suelen ser más efectivas cuando están a cargo de un profesor y no de un familiar. El contacto previo con el agua, como ocurre con la matronatación, "sirve para que el chico tome confianza con el agua y que aprenda a disfrutar y a respetar el agua, pero no para que aprenda a nadar ni a mantenerse a flote; además, puede generar en los padres una falsa sensación de seguridad. Con la primera bocanada de agua que traga un chico, ya no puede gritar ni pedir ayuda", explicó el doctor Carlos Nasta, presidente de la Subcomisión de Prevención de Accidentes de la SAP y redactor del documento.
Junto con él, 38 pediatras revisaron todas las normas nacionales e internacionales para prevenir los factores de riesgo asociados con las actividades en el agua de chicos y de adolescentes. El trabajo reveló una gran desorganización de esas normas. "Existe una gran desinformación y una gran dispersión de la información, que también es ambigua, contradictoria o deformada. Esto es apenas un puntapié fundacional a un documento serio y ordenado."
El chaleco, incluido para los menores de 4 años, se debe comprar según el peso y no la edad de los chicos. Debe mantenerlos a flote, con la cabeza fuera del agua; tener una abertura en el frente, con tres broches de seguridad como mínimo y una correa no extensible, que una la parte delantera y trasera por la ingle con un broche.
Los expertos desaconsejan el uso de brazaletes inflables, colchonetas, cámaras de automóvil o los salvavidas anulares clásicos de las embarcaciones porque "no ofrecen ninguna garantía", ni siquiera en una pileta segura.
En los arroyos, los ríos, las lagunas o el mar, la turbidez, los pozos de agua y la contracorriente actúan como "trampas" para los chicos, ya que facilitan el desplazamiento del cuerpo al sumergirse e impiden reconocer rápidamente signos de agotamiento. Para ingresar en un espejo de aguas oscuras, recién a partir de los 8 o 10 años, un chico debe hacerlo caminado lentamente y de la mano de un adulto. La primera inmersión es conveniente hacerla con zapatillas livianas para evitar lesiones.

Edades adecuadas para navegar
El consenso recomienda no llevar a pequeños de hasta 2 años a bordo de embarcaciones de remo (kayaks, canoas, piraguas o botes), con motor fuera de borda (gomones, motos de agua o lanchas pescadoras) o con velas. A partir de los 2 años, pueden hacerlo, pero con chaleco y junto con un adulto que sepa nadar.
El uso del optimist está permitido a partir de los 8 años, con vigilancia; el kayak y la piragua, desde los 10 años con curso de entrenamiento y chaleco; las motos de agua, a partir de los 16 años, a baja velocidad y con el chaleco puesto. "El uso del casco es polémico -se lee en el documento, que se puede conseguir en la SAP-. Sus ventajas ante un vuelco en el agua son obvias. Su desventaja sería la sofocación por la correa de seguridad y el ahogamiento al llenarse de agua."
Siempre, los expertos recomiendan que el responsable de supervisar las actividades en el agua no se distraiga, tenga visión directa de los chicos y conozca las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), que evitan la muerte inminente.

CHICOS ROCIADOS CON PESTICIDAS TRABAJAN COMO BANDERAS HUMANAS.

Quien sabe que se comete un crimen y no lo denuncia es un cómplice

José Martí

El 'mosquito' es una máquina que vuela bajo y 'riega' una nube de plaguicida.

'A veces me agarra dolor de cabeza en el medio del campo. Yo siempre llevo remera con cuello alto para taparme la cara y la cabeza'.
Gentileza de Arturo Avellaneda arturavellaneda@ msn.com


LOS NIÑOS FUMIGADOS DE LA SOJA

Argentina / Norte de la provincia de Santa Fe

Diario La Capital

Las Petacas, Santa Fe, 29 septiembre 2006

El viejo territorio de La Forestal, la empresa inglesa que arrasó con el quebracho colorado, embolsó millones de libras esterlinas en ganancias, convirtió bosques en desiertos, abandonó decenas de pueblos en el agujero negro de la desocupación y gozó de la complicidad de administraciones nacionales, provinciales y regionales durante más de ochenta años.
Las Petacas se llama el exacto escenario del segundo estado argentino donde los pibes son usados como señales para fumigar.
Chicos que serán rociados con herbicidas y pesticidas mientras trabajan como postes, como banderas humanas y luego serán reemplazados por otros.
'Primero se comienza a fumigar en las esquinas, lo que se llama 'esquinero'.
Después, hay que contar 24 pasos hacia un costado desde el último lugar donde pasó el 'mosquito', desde el punto del medio de la máquina y pararse allí', dice uno de los pibes entre los catorce y dieciséis años de edad.
El 'mosquito' es una máquina que vuela bajo y 'riega' una nube de plaguicida.
Para que el conductor sepa dónde tiene que fumigar, los productores agropecuarios de la zona encontraron una solución económica: chicos de menos de 16 años, se paran con una bandera en el sitio a fumigar..
Los rocían con 'Randap' y a veces '2-4 D' (herbicidas usados sobre todo para cultivar soja). También tiran insecticidas y mata yuyos.
Tienen un olor fuertísimo.

'A veces también ayudamos a cargar el tanque. Cuando hay viento en contra nos da la nube y nos moja toda la cara', describe el niño señal, el pibe que será contaminado, el número que apenas alguien tendrá en cuenta para un módico presupuesto de inversiones en el norte santafesino.
No hay protección de ningún tipo.
Y cuando señalan el campo para que pase el mosquito cobran entre veinte y veinticinco centavos la hectárea y cincuenta centavos cuando el plaguicida se esparce desde un tractor que 'va más lerdo', dice uno de los chicos.
'Con el 'mosquito' hacen 100 o 150 hectáreas por día. Se trabaja con dos banderilleros, uno para la ida y otro para la vuelta. Trabajamos desde que sale el sol hasta la nochecita. A veces nos dan de comer ahí y otras nos traen a casa, depende del productor', agregan los entrevistados.
Uno de los chicos dice que sabe que esos líquidos le puede hacer mal: 'Que tengamos cáncer', ejemplifica. 'Hace tres o cuatro años que trabajamos en esto. En los tiempos de calor hay que aguantárselo al rayo del sol y encima el olor de ese líquido te revienta la cabeza.
A veces me agarra dolor de cabeza en el medio del campo. Yo siempre llevo remera con cuello alto para taparme la cara y la cabeza', dicen las voces de los pibes envenenados.
-Nos buscan dos productores.
Cada uno tiene su gente, pero algunos no porque usan banderillero satelital.
Hacemos un descanso al mediodía y caminamos 200 hectáreas por día.
No nos cansamos mucho porque estamos acostumbrados.
A mí me dolía la cabeza y temblaba todo. Fui al médico y me dijo que era por el trabajo que hacía, que estaba enfermo por eso', remarcan los niños.
El padre de los pibes ya no puede acompañar a sus hijos. No soporta más las hinchazones del estómago, contó. 'No tenemos otra opción. Necesitamos hacer cualquier trabajo', dice el papá cuando intenta explicar por qué sus hijos se exponen a semejante asesinato en etapas.
La Agrupación de Vecinos Autoconvocados de Las Petacas y la Fundación para la Defensa del Ambiente habían emplazado al presidente comunal Miguel Ángel Battistelli para que elabore un programa de erradicación de actividades contaminantes relacionadas con las explotaciones agropecuarias y el uso de agroquímicos.
No hubo avances.
Los pibes siguen de banderas.
Es en Las Petacas, norte profundo santafesino, donde todavía siguen vivas las garras de los continuadores de La Forestal.
Fuente: Diario La Capital, Rosario, Argentina

lunes, 18 de febrero de 2013

Vida y salud: riesgos a los que se exponen los jóvenes


Dina Krauskopf, Psicóloga, explicó los factores que influyen en los cambios y riesgos que se enfrentan en el período de adolescencia.

miércoles, 13 de febrero de 2013

San Valentín o Violencia de género?


Miércoles 13 de febrero de 2013 | 14:13

En 2012 se duplicó la cantidad de casos atendidos de mujeres víctimas de noviazgos violentos

El dato surge del Ministerio de Desarrollo Social porteño; lanzan una campaña por el Día de los Enamorados
a cantidad de casos atendidos de mujeres víctimas de noviazgos violentos en la ciudad se duplicó durante 2012. Así se desprende de los datos de la Dirección General de la Mujer, que depende del Ministerio de Desarrollo Social porteño.
Carolina Stanley, titular de la cartera, señaló que "si bien la cantidad de consultas por violencia de género en general se mantiene estable, las cifras estadísticas interanuales demuestran que se ha duplicado la cantidad de casos atendidos por noviazgos violentos" en la ciudad de Buenos Aires.
Durante el 2012, la línea de atención inmediata 0800-666-8537 recibió un promedio de mil llamadas por mes. La línea telefónica gratuita funciona las 24 horas todos los días del año y brinda asistencia especializada, orientación y derivación tanto a las mujeres víctimas de violencia de género, como a los niños y niñas víctimas de maltrato y abuso infantil.
"Las víctimas son jóvenes ente los 14 y los 21 años", añadió Stanley. "Es importante el tratamiento temprano de estos casos ya que en la Ciudad de Buenos Aires casi el 50 por ciento de las esposas maltratadas sufrió los primeros abusos durante el noviazgo", señaló la funcionaria.
Además, indicó que "el 54 por ciento de las mujeres asistidas en los centros de atención del Gobierno porteño son casadas y el 79 por ciento de los victimarios son esposos y convivientes".

"Si hay amor no hay violencia"

En el marco de la celebración del Día de los Enamorados, el Ministerio realiza una campaña de concientización sobre detección y prevención de noviazgos violentos. A través de la Dirección General de la Mujer y bajo el lema "Si hay amor no hay violencia" informa sobre la línea de asistencia social para consultas sobre violencia de género: 0800-666-8537.
"Lo que caracteriza el comienzo de este tipo de relación es lo que denominamos violencia emocional o psicológica, que es poco visible, pero va socavando progresivamente las posibilidades de la joven de elegir libremente perdiendo autonomía y generando una marcada dependencia hasta transformarla en un objeto de manipulación", explica Stanley.
"Hay actitudes y acciones que constituyen señales de alerta e indicadores de una relación violenta: los celos, la humillación, el sometimiento al silencio, que se controle el modo de vestir, a dónde va, exigirle a la novia tener el celular siempre prendido y que responder sin demora y continuamente, que revise los mails, llamadas, chats; que impida contacto social con amigas u otros hombres", añadió. "Además, es característico que todos estos comportamientos sean fundamentados con consignas de amor, cuidado y protección", señaló Stanley.
Domingo 10 de febrero de 2013 | Publicado en edición impresa
Relaciones peligrosas / Chicas cada vez más jóvenes víctimas de la agresión de género

Novios violentos, un drama que crece

En los últimos doce meses se duplicaron las consultas por golpes y ataques entre parejas de chicos de 14 y 21 años en la ciudad de Buenos Aires; aumentó el número de víctimas de ambos géneros que se acercan a los centros de asistencia
Por Fabiola Czubaj  | LA NACION
ay chicas que regresan de la salida con su primer amor con mariposas en la panza y ganas de hablar horas con sus amigas sobre ese chico con el que ya se animan a sentirse más grandes. Pero hay otras que vuelven con alguna marca en el cuerpo o arrepentidas de haber elegido una minifalda para estar más atractivas o pensar siquiera en subir una nueva foto a su Facebook. Y no son pocas.
Cada vez más adolescentes porteñas y bonaerenses consultan a servicios especializados por "síntomas" de violencia en el noviazgo. ¿Hasta dónde los celos, los comentarios al paso sobre los amigos y la familia, las discusiones subidas de tono o los planteos sobre el uso del celular y las redes sociales son "saludables" en estas primeras relaciones de pareja? Trabajadores sociales, psicólogos y abogados las ayudan a comprender que violencia no es sólo un golpe.
Sólo en la ciudad de Buenos Aires, la cantidad de chicas de entre 14 y 21 años atendidas por noviazgos violentos se duplicó en un año: de 31 en 2011 a 69 el año pasado, según informaron desde el Subprograma Noviazgos Sin Violencia de la Dirección de General de la Mujer de la ciudad de Buenos Aires, una jurisdicción donde el 50% de las esposas maltratadas sufrió los primeros abusos emocionales, psicológicos o físicos durante el noviazgo.
En la provincia de Buenos Aires, las consultas de urgencia a la línea gratuita 102 coinciden con la tendencia porteña, mientras que el Registro Único de Niñez y Adolescencia provincial ya registra que el 44% de las 100.000 intervenciones anuales de la Secretaría de Niñez y Adolescencia bonaerense corresponde a casos de violencia y maltrato, tanto infantil como adolescente. El 7,1% de las intervenciones es por conflictos en los vínculos adolescentes, que incluye la violencia en el noviazgo.
Y en los 134 municipios de la provincia hay iniciativas locales, como la de la Dirección de la Mujer de San Isidro, que dictan talleres sobre temas de género en las escuelas y allí detectan casos de noviazgos violentos. Así surgió la necesidad de poner en práctica un programa piloto que, durante el año pasado, generó el interés inmediato de las autoridades de ocho colegios secundarios de localidades como Ituzaingó, Merlo, Morón y Castelar. A cada taller educativo asistieron unos 40 adolescentes, varones y mujeres de entre 12 y 16 años.
"Estamos en una etapa en la que el varón que usa palabras dulces parece que es un «tiernito». Hay mucha menos comunicación verbal que antes y las cosas importantes se dicen por Facebook, donde increíblemente los chats de los chicos tienen un romanticismo muy cuidado cuando se los repasa: el mismo adolescente que parece un duro en las relaciones interpersonales, en el Facebook es «un dulce» con las chicas. No obstante eso, en las redes también funciona la violencia en las relaciones", comentó el licenciado Norberto Lima, trabajador social y coordinador de los talleres bonaerenses.
Todas las fuentes consultadas coincidieron en la alarma que activan estas formas de vincularse, sobre todo entre los 14 y 17 años, cuando aún la mamá, el papá o algún abuelo percibe que una adolescente llega a casa "marcada" o mal. "Es necesario prevenir hoy para evitar la violencia mañana, con hijos de por medio -agregó Lima-. Si no actuamos ahora, en 10 años no sabrán tener una relación de pareja saludable. Y este tipo de vínculos tiene que ver con el modelo aprendido en casa."
Por su parte, la licenciada Daniela Reich, directora operativa del programa porteño de Atención Integral a las Víctimas de Violencia Doméstica y Sexual, enumeró algunas señales de alerta que aprenden las adolescentes y sus familiares en los centros integrales de la mujer (CIM) o durante los talleres en los colegios. Ellas son: el novio controla sus movimientos vía celular y chequea sus mails o el Facebook; la culpa de sus excesos; insulta o grita; no valora sus logros y hace todo lo posible para que no empiece o siga los estudios, un trabajo o participe en grupos culturales y artísticos, o si la agrede físicamente. "También aconsejamos prestar atención a si disminuye la autoestima o si aparece una sensación de ansiedad, depresión o alguna vez pensó o intentó suicidarse", agregó.
En la ciudad de Buenos Aires, es común que las chicas pidan orientación a la línea de emergencias 0800-66-68537 cuando empiezan a comparar su noviazgo con el de sus amigas o la relación entre sus padres. "Me sorprende cómo cambia la población con la que trabajamos año tras año -aseguró Reich, que es trabajadora social-. Antes, las mujeres víctimas de violencia doméstica tenían 30 años y, hoy, tienen entre 22 y 25 años. Todas tuvieron noviazgos violentos."
Junto con el bullying , es un problema sin barreras sociales, económicas y educativas. En Recoleta, como en un barrio pobre del conurbano, hay casos más o menos graves. "Los primeros años de vida son sensibles a la formación de la personalidad y el modelo familiar que se tendrá. Si en esa etapa se aprende que la relación familiar es con violencia, el vínculo con el otro sexo será violento", dijo el doctor Pablo Navarro, secretario de Niñez y Adolescencia de la provincia de Buenos Aires. "Vemos cómo chicos y chicas se asombran al reconocer cuestiones cotidianas que, en realidad, están asociadas con una relación de pareja violenta. Y esto tiene que ver con los modelos familiares, que ellos y ellas repiten como algo normal", concluyó.
AYER, OTRO CASO DE MUERTE
Un hombre mató ayer a su esposa, de nombre Sol, madre de dos hijos pequeños, y luego intentó suicidarse con un cuchillo y arrojándose de la terraza de su casa de Villa Luro. El hombre, de unos 30 años, mantuvo una discusión con su pareja y, al parecer, la mató a puñaladas. Tras caer al vacío fue asistido por el SAME..
Del editor: por qué es importante.
Quizá algún lector sienta, tras leer esta nota, que puede empezar a ayudar o a ayudarse para cambiar una historia que siempre termina mal.

Violencia de género

Domingo 10 de febrero de 2013 | Publicado en edición impresa

"Lo amaba y pensé que iba a cambiar"

A raíz de un golpe, Jenny padece epilepsia y le diagnosticaron un tumor en el cerebro
entada a un lado de la mesa se encuentra Jenny; tímida y callada, sólo observa mientras periodistas y psicólogos hablan de violencia de género, de golpes, insultos y maltratos. Sus labios no pronuncian palabra, pero con su mirada sigue atenta las opiniones de quienes las rodean, mientras reflexiona cómo su hombre se convirtió en la bestia que hoy quiere olvidar.
Diecisiete años tenía Jenny cuando conoció a quien le dio sus mayores bendiciones -sus tres hijas- y una desgracia que casi le cuesta la vida. "Cuando lo conocí él era el hombre ideal, salíamos, íbamos a bailar, éramos unos novios felices; jamás hubiera imaginado quién era él en verdad" dice Jenny, boliviana, radicada en Buenos Aires .
A medida que Jenny se involucraba en la felicidad de su relación, su novio, diez años mayor que ella, la iba aislando de la vida que conocía: "No le gustaba que pasara tiempo con mis amigas, me criticaba mi forma de actuar y vestir, me celaba e incluso dudó de mí cuando le dije que estaba embarazada, pero yo lo amaba y pensaba que si íbamos a pasar la vida juntos debía aguantar y que iba a cambiar", dice la mujer que a sus 43 años recuerda con dolor y gran decepción el primer golpe. Aquella noche en la que él llegó ebrio a casa y arremetió contra ella.
La golpeó en el pecho, dejándola sin aire, le lanzó varios puñetazos al cuerpo y en medio de la ira y el alcohol arrojó un televisor que impactó en la frente de la chica y la dejó inconsciente. "Fue la primera de muchas noches en ese infierno", dice Jenny con la voz entrecortada y recordando que 19 años más tarde le diagnosticaron un tumor cerebral y un severo caso de epilepsia producto de ese golpe.
Fue en septiembre de 2007 cuando la madre de tres hijas recibió la noticia, o la operaban o moría en cualquier momento. "Él estaba conmigo cuando me lo dijeron y ni siquiera podía mirarme, sabía que era su culpa", relata la mujer mientras se seca las lágrimas con una toalla que le da la psicóloga del Centro Integral de la Mujer (CIM) de Villa Lugano.
En medio de la tristeza, Jenny deja asomar una sonrisa. Recordó el día que su vida cambió. "El año pasado él me golpeó por última vez y con el dolor de dejar a mis hijas y toda mi vida, me fui de mi casa." Con la ayuda de una amiga recogió lo que pudo en su casa y llegó a la Oficina de Violencia Doméstica, de allí la enviaron a un refugio del CIM donde estuvo un mes y posteriormente le brindaron un espacio en la Casa Juana Manso.
"Aprendí a vivir nuevamente, pude trabajar, estudiar, ir a clases de tango, allí me siento querida." Dando un suspiro y secándose una última lágrima, Jenny se levanta de la silla y se prepara para abandonar la pequeña oficina, la misma que la recibió hace casi un año. Mientras sale, dos mujeres entran a su primera cita para pedir ayuda, sin saber que quien pasó a su lado vivió el mismo infierno..
Domingo 10 de febrero de 2013 | Publicado en edición impresa
Opinión

Desamparo y carencias que pesan en el futuro

Por Laura Gutman  | Para LA NACION
ara entender el conflicto, es necesario observar los escenarios completos: cuando nacemos, necesitamos atragantarnos de sustancia materna. Somos totalmente dependientes del cuidado, ternura, contacto corporal, presencia, disponibilidad y apoyo por parte de nuestra madre. Pero , lamentablemente, muchos de nosotros no lo hemos obtenido en la medida en que lo necesitábamos.
Eso nos dejó vulnerables e inseguros, aunque luego hayamos demostrado otra cosa. Esa falta interna de seguridad, a medida que crecemos, la buscaremos en otras relaciones afectivas (a veces la proyectamos en otras áreas, por ejemplo, en la estabilidad económica, forjando un lugar de pertenencia social o sumando aliados).
Es probable que durante los primeros amoríos -que es un período de conmovedora fragilidad personal- busquemos "hacer pie" y sentirnos seguros a toda costa. ¿Por qué? Justamente porque nuestra "estructura emocional" es muy endeble.
Tal como experimentamos cuando éramos bebes y no recibimos toda la sustancia materna necesaria, tenemos pánico de que el otro no nos quiera, nos abandone o no satisfaga nuestras necesidades amorosas; igual como nos ha sucedido durante nuestra niñez aunque no tengamos clara conciencia de ello.
Entonces, los varones controlamos a las muchachas. Sentimos que esa "obsesión" es prueba de nuestro amor. Las queremos sólo para nosotros: nos pertenecen y no estamos dispuestos a compartir un solo suspiro.
¿A qué nos recuerda? A la necesidad genuina de cuando éramos bebes y precisábamos a nuestra madre absolutamente disponible para nosotros y para nadie más.
Las chicas provenimos de las mismas historias de desamparo y carencia materna. Por eso nos enamoramos de un joven que sólo tiene ojos para nosotras, que enfurece si alguien nos mira, nos toca o nos distrae.
¿A qué se parece? Al anhelo de que nuestra madre haya priorizado cuidarnos, protegernos y acompañarnos a toda hora, cuando fuimos muy pequeñas. Resulta que ahora nos hemos encontrado: niñas y niños sin suficiente mirada. Ya crecidos. Molestos por los celos de unos y las polleras provocativas de otras.
Miremos la trama completa y, entonces sí, entenderemos la lógica.

Violencia de género

Miércoles 13 de febrero de 2013 | 10:29

Un preso mató a su pareja durante una visita íntima

Cumplía una condena  por incitación a la prostitución en Gualeguaychú y asesinó su novia delante de su hija de un año y medio
n interno de la cárcel de máxima seguridad de Gualeguaychú asesinó a su pareja durante una visita íntima en el penal y en presencia de la pequeña hija de la mujer, de un año y medio, informaron hoy fuentes penitenciarias a la agencia Télam.
Voceros de la Dirección de Institutos Penales de Entre Ríos indicaron que el crimen se produjo en las últimas horas, en momentos en que la mujer visitaba a su pareja en un sector llamado unidad familiar dentro del penal.
El autor del femicidio es Marcelo Schiaffino, de 38 años y oriundo de Gualeguaychú, quien cumple una condena de 13 años por incitación a la prostitución y privación ilegítima de la libertad de una menor de edad.
La víctima, por su parte, fue identificada como Vanesa Ocampo (23), domiciliada también en esa ciudad del sur entrerriano.
La joven había ingresado en la tarde del lunes a la Unidad Penal 2 de Gualeguaychú para tener una visita íntima con Schiaffino y anoche se conoció el crimen cuando el propio detenido le avisó a las autoridades carcelarias que había asesinado a su pareja.
Los guardias penitenciarios fueron a la habitación y allí encontraron a Ocampo muerta, con claros signos de estrangulamiento.
Al momento de ser asesinada, Ocampo estaba acompañada por su pequeña hija de un año y medio, producto de una relación con otro hombre.

Delante de la hija

Voceros del penal dijeron que la pequeña no sufrió lesiones, aunque se presume que presenció cuando Schiaffino mató a su madre.
Las fuentes agregaron que el interno se produjo a sí mismo algunos cortes en el cuello, pero que su estado no revestía gravedad.

jueves, 7 de febrero de 2013

Entrevista al dr. Juan Gérvas, hecha por bolotduario.com



Me enteré que este comprometido médico y su mujer, estaban presentando su libro "Sano y Salvo" en Barcelona y, después de contactarles por email, Juan accedió a que lo entrevistara.


Mientras comíamos algo, encendí la cámara y Juan me empezó a hablar y a responderme las preguntas que le iba haciendo. La charla no tiene desperdicio. Juan nos habla de su visión de la vida, del oficio de médico, de los errores y aciertos de la medicina "convencional" y la alternativa... En fin, un alegato de sensatez y sentido común a favor de una medicina más humana, dónde médicos, clientes, gestores del Estado y empresas privadas deberían hacer un alto en el camino para no olvidar que al final hablamos de SALUD.

¡Gracias Juan por tu disponibilidad! ¡Difundid el vídeo si lo creéis conveniente!