Miércoles 13 de febrero de
2013 | 14:13
En 2012 se duplicó la cantidad de casos atendidos de mujeres
víctimas de noviazgos violentos
El dato surge del Ministerio de Desarrollo
Social porteño; lanzan una campaña por el Día de los Enamorados
a cantidad de casos atendidos de mujeres
víctimas de noviazgos violentos en la ciudad se duplicó durante 2012.
Así se desprende de los datos de la Dirección General de la Mujer, que depende
del Ministerio de Desarrollo Social porteño.
Carolina Stanley, titular de la cartera, señaló que "si
bien la cantidad de consultas por violencia de género en general se mantiene
estable, las cifras estadísticas interanuales demuestran que se ha duplicado la
cantidad de casos atendidos por noviazgos violentos" en la ciudad de
Buenos Aires.
Durante el 2012, la línea de atención inmediata 0800-666-8537
recibió un promedio de mil llamadas por mes. La línea telefónica gratuita
funciona las 24 horas todos los días del año y brinda asistencia especializada,
orientación y derivación tanto a las mujeres víctimas de violencia de género,
como a los niños y niñas víctimas de maltrato y abuso infantil.
"Las víctimas son jóvenes ente los 14 y los 21 años",
añadió Stanley. "Es importante el tratamiento temprano de estos casos ya
que en la Ciudad de Buenos Aires casi el 50 por ciento de las esposas maltratadas
sufrió los primeros abusos durante el noviazgo", señaló la funcionaria.
Además, indicó que "el 54 por ciento de las mujeres
asistidas en los centros de atención del Gobierno porteño son casadas y el 79
por ciento de los victimarios son esposos y convivientes".
"Si hay
amor no hay violencia"
En el marco de la celebración del Día de los Enamorados, el
Ministerio realiza una campaña de concientización sobre detección y prevención
de noviazgos violentos. A través de la Dirección General de la Mujer y bajo el
lema "Si hay amor no hay violencia" informa sobre la línea de
asistencia social para consultas sobre violencia de género: 0800-666-8537.
"Lo que caracteriza el comienzo de este tipo de relación es
lo que denominamos violencia emocional o psicológica, que es poco visible, pero
va socavando progresivamente las posibilidades de la joven de elegir libremente
perdiendo autonomía y generando una marcada dependencia hasta transformarla en
un objeto de manipulación", explica Stanley.
"Hay actitudes y acciones que constituyen señales de alerta
e indicadores de una relación violenta: los celos, la humillación, el
sometimiento al silencio, que se controle el modo de vestir, a dónde va,
exigirle a la novia tener el celular siempre prendido y que responder sin demora
y continuamente, que revise los mails, llamadas, chats; que impida contacto
social con amigas u otros hombres", añadió. "Además, es
característico que todos estos comportamientos sean fundamentados con consignas
de amor, cuidado y protección", señaló Stanley.
Domingo 10 de febrero
de 2013 | Publicado en edición impresa
Relaciones peligrosas / Chicas cada vez más
jóvenes víctimas de la agresión de género
Novios violentos, un drama que crece
En los últimos doce meses se duplicaron las
consultas por golpes y ataques entre parejas de chicos de 14 y 21 años en la
ciudad de Buenos Aires; aumentó el número de víctimas de ambos géneros que se
acercan a los centros de asistencia
ay chicas que regresan de la salida con su
primer amor con mariposas en la panza y ganas de hablar horas con sus amigas
sobre ese chico con el que ya se animan a sentirse más grandes. Pero hay otras
que vuelven con alguna marca en el cuerpo o arrepentidas de haber elegido una
minifalda para estar más atractivas o pensar siquiera en subir una nueva foto a
su Facebook. Y no son pocas.
Cada vez más adolescentes porteñas y bonaerenses consultan a
servicios especializados por "síntomas" de violencia en el noviazgo.
¿Hasta dónde los celos, los comentarios al paso sobre los amigos y la familia,
las discusiones subidas de tono o los planteos sobre el uso del celular y las
redes sociales son "saludables" en estas primeras relaciones de
pareja? Trabajadores sociales, psicólogos y abogados las ayudan a comprender
que violencia no es sólo un golpe.
Sólo en la ciudad de Buenos Aires, la cantidad de chicas de
entre 14 y 21 años atendidas por noviazgos violentos se duplicó en un año: de
31 en 2011 a
69 el año pasado, según informaron desde el Subprograma Noviazgos Sin Violencia
de la Dirección de General de la Mujer de la ciudad de Buenos Aires, una
jurisdicción donde el 50% de las esposas maltratadas sufrió los primeros abusos
emocionales, psicológicos o físicos durante el noviazgo.
En la provincia de Buenos Aires, las consultas de urgencia a la
línea gratuita 102 coinciden con la tendencia porteña, mientras que el Registro
Único de Niñez y Adolescencia provincial ya registra que el 44% de las 100.000
intervenciones anuales de la Secretaría de Niñez y Adolescencia bonaerense
corresponde a casos de violencia y maltrato, tanto infantil como adolescente.
El 7,1% de las intervenciones es por conflictos en los vínculos adolescentes,
que incluye la violencia en el noviazgo.
Y en los 134 municipios de la provincia hay iniciativas locales,
como la de la Dirección de la Mujer de San Isidro, que dictan talleres sobre
temas de género en las escuelas y allí detectan casos de noviazgos violentos.
Así surgió la necesidad de poner en práctica un programa piloto que, durante el
año pasado, generó el interés inmediato de las autoridades de ocho colegios
secundarios de localidades como Ituzaingó, Merlo, Morón y Castelar. A cada
taller educativo asistieron unos 40 adolescentes, varones y mujeres de entre 12
y 16 años.
"Estamos en una etapa en la que el varón que usa palabras
dulces parece que es un «tiernito». Hay mucha menos comunicación verbal que
antes y las cosas importantes se dicen por Facebook, donde increíblemente los
chats de los chicos tienen un romanticismo muy cuidado cuando se los repasa: el
mismo adolescente que parece un duro en las relaciones interpersonales, en el
Facebook es «un dulce» con las chicas. No obstante eso, en las redes también
funciona la violencia en las relaciones", comentó el licenciado Norberto
Lima, trabajador social y coordinador de los talleres bonaerenses.
Todas las fuentes consultadas coincidieron en la alarma que
activan estas formas de vincularse, sobre todo entre los 14 y 17 años, cuando
aún la mamá, el papá o algún abuelo percibe que una adolescente llega a casa
"marcada" o mal. "Es necesario prevenir hoy para evitar la
violencia mañana, con hijos de por medio -agregó Lima-. Si no actuamos ahora,
en 10 años no sabrán tener una relación de pareja saludable. Y este tipo de
vínculos tiene que ver con el modelo aprendido en casa."
Por su parte, la licenciada Daniela Reich, directora operativa
del programa porteño de Atención Integral a las Víctimas de Violencia Doméstica
y Sexual, enumeró algunas señales de alerta que aprenden las adolescentes y sus
familiares en los centros integrales de la mujer (CIM) o durante los talleres
en los colegios. Ellas son: el novio controla sus movimientos vía celular y
chequea sus mails o el Facebook; la culpa de sus excesos; insulta o grita; no
valora sus logros y hace todo lo posible para que no empiece o siga los
estudios, un trabajo o participe en grupos culturales y artísticos, o si la
agrede físicamente. "También aconsejamos prestar atención a si disminuye
la autoestima o si aparece una sensación de ansiedad, depresión o alguna vez
pensó o intentó suicidarse", agregó.
En la ciudad de Buenos Aires, es común que las chicas pidan
orientación a la línea de emergencias 0800-66-68537 cuando empiezan a comparar
su noviazgo con el de sus amigas o la relación entre sus padres. "Me
sorprende cómo cambia la población con la que trabajamos año tras año -aseguró
Reich, que es trabajadora social-. Antes, las mujeres víctimas de violencia doméstica
tenían 30 años y, hoy, tienen entre 22 y 25 años. Todas tuvieron noviazgos
violentos."
Junto con el bullying , es un problema sin barreras
sociales, económicas y educativas. En Recoleta, como en un barrio pobre del
conurbano, hay casos más o menos graves. "Los primeros años de vida son
sensibles a la formación de la personalidad y el modelo familiar que se tendrá.
Si en esa etapa se aprende que la relación familiar es con violencia, el
vínculo con el otro sexo será violento", dijo el doctor Pablo Navarro,
secretario de Niñez y Adolescencia de la provincia de Buenos Aires. "Vemos
cómo chicos y chicas se asombran al reconocer cuestiones cotidianas que, en
realidad, están asociadas con una relación de pareja violenta. Y esto tiene que
ver con los modelos familiares, que ellos y ellas repiten como algo
normal", concluyó.
AYER, OTRO CASO DE MUERTE
Un hombre mató ayer a su esposa, de nombre Sol, madre de dos hijos pequeños, y luego intentó suicidarse con un cuchillo y arrojándose de la terraza de su casa de Villa Luro. El hombre, de unos 30 años, mantuvo una discusión con su pareja y, al parecer, la mató a puñaladas. Tras caer al vacío fue asistido por el SAME..
Un hombre mató ayer a su esposa, de nombre Sol, madre de dos hijos pequeños, y luego intentó suicidarse con un cuchillo y arrojándose de la terraza de su casa de Villa Luro. El hombre, de unos 30 años, mantuvo una discusión con su pareja y, al parecer, la mató a puñaladas. Tras caer al vacío fue asistido por el SAME..
Del editor: por qué es importante.
Quizá algún lector sienta, tras leer esta nota, que puede empezar a ayudar o a ayudarse para cambiar una historia que siempre termina mal.
Quizá algún lector sienta, tras leer esta nota, que puede empezar a ayudar o a ayudarse para cambiar una historia que siempre termina mal.
Violencia de
género
Domingo 10 de febrero
de 2013 | Publicado en edición impresa
"Lo amaba y pensé que iba a cambiar"
A raíz de un golpe, Jenny padece epilepsia y
le diagnosticaron un tumor en el cerebro
entada a un lado de la mesa se encuentra
Jenny; tímida y callada, sólo observa mientras periodistas y psicólogos hablan
de violencia de género, de golpes, insultos y maltratos. Sus labios no
pronuncian palabra, pero con su mirada sigue atenta las opiniones de quienes
las rodean, mientras reflexiona cómo su hombre se convirtió en la bestia que
hoy quiere olvidar.
Diecisiete años tenía Jenny cuando conoció a quien le dio sus
mayores bendiciones -sus tres hijas- y una desgracia que casi le cuesta la
vida. "Cuando lo conocí él era el hombre ideal, salíamos, íbamos a bailar,
éramos unos novios felices; jamás hubiera imaginado quién era él en
verdad" dice Jenny, boliviana, radicada en Buenos Aires .
A medida que Jenny se involucraba en la felicidad de su
relación, su novio, diez años mayor que ella, la iba aislando de la vida que
conocía: "No le gustaba que pasara tiempo con mis amigas, me criticaba mi
forma de actuar y vestir, me celaba e incluso dudó de mí cuando le dije que
estaba embarazada, pero yo lo amaba y pensaba que si íbamos a pasar la vida
juntos debía aguantar y que iba a cambiar", dice la mujer que a sus 43
años recuerda con dolor y gran decepción el primer golpe. Aquella noche en la
que él llegó ebrio a casa y arremetió contra ella.
La golpeó en el pecho, dejándola sin aire, le lanzó varios
puñetazos al cuerpo y en medio de la ira y el alcohol arrojó un televisor que
impactó en la frente de la chica y la dejó inconsciente. "Fue la primera
de muchas noches en ese infierno", dice Jenny con la voz entrecortada y
recordando que 19 años más tarde le diagnosticaron un tumor cerebral y un
severo caso de epilepsia producto de ese golpe.
Fue en septiembre de 2007 cuando la madre de tres hijas recibió
la noticia, o la operaban o moría en cualquier momento. "Él estaba conmigo
cuando me lo dijeron y ni siquiera podía mirarme, sabía que era su culpa",
relata la mujer mientras se seca las lágrimas con una toalla que le da la
psicóloga del Centro Integral de la Mujer (CIM) de Villa Lugano.
En medio de la tristeza, Jenny deja asomar una sonrisa. Recordó
el día que su vida cambió. "El año pasado él me golpeó por última vez y
con el dolor de dejar a mis hijas y toda mi vida, me fui de mi casa." Con
la ayuda de una amiga recogió lo que pudo en su casa y llegó a la Oficina de
Violencia Doméstica, de allí la enviaron a un refugio del CIM donde estuvo un
mes y posteriormente le brindaron un espacio en la Casa Juana Manso.
"Aprendí a vivir nuevamente, pude trabajar, estudiar, ir a
clases de tango, allí me siento querida." Dando un suspiro y secándose una
última lágrima, Jenny se levanta de la silla y se prepara para abandonar la
pequeña oficina, la misma que la recibió hace casi un año. Mientras sale, dos
mujeres entran a su primera cita para pedir ayuda, sin saber que quien pasó a
su lado vivió el mismo infierno..
Domingo 10 de febrero
de 2013 | Publicado en edición impresa
Opinión
Desamparo y carencias que pesan en el futuro
ara entender el conflicto, es necesario
observar los escenarios completos: cuando nacemos, necesitamos atragantarnos de
sustancia materna. Somos totalmente dependientes del cuidado, ternura, contacto
corporal, presencia, disponibilidad y apoyo por parte de nuestra madre. Pero ,
lamentablemente, muchos de nosotros no lo hemos obtenido en la medida en que lo
necesitábamos.
Eso nos dejó vulnerables e inseguros, aunque luego hayamos
demostrado otra cosa. Esa falta interna de seguridad, a medida que crecemos, la
buscaremos en otras relaciones afectivas (a veces la proyectamos en otras
áreas, por ejemplo, en la estabilidad económica, forjando un lugar de
pertenencia social o sumando aliados).
Es probable que durante los primeros amoríos -que es un período
de conmovedora fragilidad personal- busquemos "hacer pie" y sentirnos
seguros a toda costa. ¿Por qué? Justamente porque nuestra "estructura
emocional" es muy endeble.
Tal como experimentamos cuando éramos bebes y no recibimos toda
la sustancia materna necesaria, tenemos pánico de que el otro no nos quiera,
nos abandone o no satisfaga nuestras necesidades amorosas; igual como nos ha sucedido
durante nuestra niñez aunque no tengamos clara conciencia de ello.
Entonces, los varones controlamos a las muchachas. Sentimos que
esa "obsesión" es prueba de nuestro amor. Las queremos sólo para
nosotros: nos pertenecen y no estamos dispuestos a compartir un solo suspiro.
¿A qué nos recuerda? A la necesidad genuina de cuando éramos
bebes y precisábamos a nuestra madre absolutamente disponible para nosotros y
para nadie más.
Las chicas provenimos de las mismas historias de desamparo y
carencia materna. Por eso nos enamoramos de un joven que sólo tiene ojos para
nosotras, que enfurece si alguien nos mira, nos toca o nos distrae.
¿A qué se parece? Al anhelo de que nuestra madre haya priorizado
cuidarnos, protegernos y acompañarnos a toda hora, cuando fuimos muy pequeñas.
Resulta que ahora nos hemos encontrado: niñas y niños sin suficiente mirada. Ya
crecidos. Molestos por los celos de unos y las polleras provocativas de otras.
Miremos la trama completa y, entonces sí, entenderemos la
lógica.
Violencia de
género
Miércoles 13 de febrero
de 2013 | 10:29
Un preso mató a su pareja durante una visita íntima
Cumplía una condena por incitación a la
prostitución en Gualeguaychú y asesinó su novia delante de su hija de un año y
medio
n interno de la cárcel de máxima seguridad de
Gualeguaychú asesinó a su pareja durante una visita íntima en el penal y en
presencia de la pequeña hija de la mujer, de un año y medio, informaron hoy
fuentes penitenciarias a la agencia Télam.
Voceros de la Dirección de Institutos Penales de Entre Ríos
indicaron que el crimen se produjo en las últimas horas, en momentos en que la
mujer visitaba a su pareja en un sector llamado unidad familiar dentro del
penal.
El autor del femicidio es Marcelo Schiaffino, de 38 años y
oriundo de Gualeguaychú, quien cumple una condena de 13 años por incitación a
la prostitución y privación ilegítima de la libertad de una menor de edad.
La víctima, por su parte, fue identificada como Vanesa Ocampo
(23), domiciliada también en esa ciudad del sur entrerriano.
La joven había ingresado en la tarde del lunes a la Unidad Penal
2 de Gualeguaychú para tener una visita íntima con Schiaffino y anoche se
conoció el crimen cuando el propio detenido le avisó a las autoridades
carcelarias que había asesinado a su pareja.
Los guardias penitenciarios fueron a la habitación y allí
encontraron a Ocampo muerta, con claros signos de estrangulamiento.
Al momento de ser asesinada, Ocampo estaba acompañada por su pequeña
hija de un año y medio, producto de una relación con otro hombre.
Delante de
la hija
Voceros del penal dijeron que la pequeña no sufrió lesiones,
aunque se presume que presenció cuando Schiaffino mató a su madre.
Las fuentes agregaron que el interno se produjo a sí mismo
algunos cortes en el cuello, pero que su estado no revestía gravedad.
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