Claves para evitar accidentes en el agua

Noticias de Ciencia/Salud: Domingo 13 de diciembre de 2009 Publicado en edición impresa
Para disfrutar sin riesgo de las piletas y los deportes acuáticos
Pediatras elaboraron un documento para prevenir el ahogamiento, que es la segunda causa de muerte en menores de 15 años
Fabiola Czubaj
LA NACION
El calor ya invita a zambullirse en la pileta o a preparar el kayak o la moto acuática para disfrutar del río o del mar. Por eso es muy oportuno tomar algunas precauciones con los chicos y los adolescentes para evitar los accidentes.
Pero ¿cuál es el mejor chaleco salvavidas? ¿Hay que usar casco para andar en moto de agua? ¿Sirve la matronatación para aprender a nadar? ¿Cuándo se considera segura una pileta? ¿Conviene zambullirse en un espejo de agua? ¿Cuándo es seguro llevar un bebe a bordo?
Las respuestas, elaboradas por un grupo de pediatras especializados en prevención de accidentes, ayudan a evitar el ahogamiento, la segunda causa de muerte en los menores de 15 años. "La «noción del peligro», que es un conjunto de percepciones y aprendizajes que resguardan la integridad física, se adquiere a alrededor de los 4 años", precisan los autores del Consenso Nacional de Prevención del Ahogamiento de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
Esa es la mejor edad para empezar con las clases de natación, que suelen ser más efectivas cuando están a cargo de un profesor y no de un familiar. El contacto previo con el agua, como ocurre con la matronatación, "sirve para que el chico tome confianza con el agua y que aprenda a disfrutar y a respetar el agua, pero no para que aprenda a nadar ni a mantenerse a flote; además, puede generar en los padres una falsa sensación de seguridad. Con la primera bocanada de agua que traga un chico, ya no puede gritar ni pedir ayuda", explicó el doctor Carlos Nasta, presidente de la Subcomisión de Prevención de Accidentes de la SAP y redactor del documento.
Junto con él, 38 pediatras revisaron todas las normas nacionales e internacionales para prevenir los factores de riesgo asociados con las actividades en el agua de chicos y de adolescentes. El trabajo reveló una gran desorganización de esas normas. "Existe una gran desinformación y una gran dispersión de la información, que también es ambigua, contradictoria o deformada. Esto es apenas un puntapié fundacional a un documento serio y ordenado."
El chaleco, incluido para los menores de 4 años, se debe comprar según el peso y no la edad de los chicos. Debe mantenerlos a flote, con la cabeza fuera del agua; tener una abertura en el frente, con tres broches de seguridad como mínimo y una correa no extensible, que una la parte delantera y trasera por la ingle con un broche.
Los expertos desaconsejan el uso de brazaletes inflables, colchonetas, cámaras de automóvil o los salvavidas anulares clásicos de las embarcaciones porque "no ofrecen ninguna garantía", ni siquiera en una pileta segura.
En los arroyos, los ríos, las lagunas o el mar, la turbidez, los pozos de agua y la contracorriente actúan como "trampas" para los chicos, ya que facilitan el desplazamiento del cuerpo al sumergirse e impiden reconocer rápidamente signos de agotamiento. Para ingresar en un espejo de aguas oscuras, recién a partir de los 8 o 10 años, un chico debe hacerlo caminado lentamente y de la mano de un adulto. La primera inmersión es conveniente hacerla con zapatillas livianas para evitar lesiones.

Edades adecuadas para navegar
El consenso recomienda no llevar a pequeños de hasta 2 años a bordo de embarcaciones de remo (kayaks, canoas, piraguas o botes), con motor fuera de borda (gomones, motos de agua o lanchas pescadoras) o con velas. A partir de los 2 años, pueden hacerlo, pero con chaleco y junto con un adulto que sepa nadar.
El uso del optimist está permitido a partir de los 8 años, con vigilancia; el kayak y la piragua, desde los 10 años con curso de entrenamiento y chaleco; las motos de agua, a partir de los 16 años, a baja velocidad y con el chaleco puesto. "El uso del casco es polémico -se lee en el documento, que se puede conseguir en la SAP-. Sus ventajas ante un vuelco en el agua son obvias. Su desventaja sería la sofocación por la correa de seguridad y el ahogamiento al llenarse de agua."
Siempre, los expertos recomiendan que el responsable de supervisar las actividades en el agua no se distraiga, tenga visión directa de los chicos y conozca las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), que evitan la muerte inminente.

CHICOS ROCIADOS CON PESTICIDAS TRABAJAN COMO BANDERAS HUMANAS.

Quien sabe que se comete un crimen y no lo denuncia es un cómplice

José Martí

El 'mosquito' es una máquina que vuela bajo y 'riega' una nube de plaguicida.

'A veces me agarra dolor de cabeza en el medio del campo. Yo siempre llevo remera con cuello alto para taparme la cara y la cabeza'.
Gentileza de Arturo Avellaneda arturavellaneda@ msn.com


LOS NIÑOS FUMIGADOS DE LA SOJA

Argentina / Norte de la provincia de Santa Fe

Diario La Capital

Las Petacas, Santa Fe, 29 septiembre 2006

El viejo territorio de La Forestal, la empresa inglesa que arrasó con el quebracho colorado, embolsó millones de libras esterlinas en ganancias, convirtió bosques en desiertos, abandonó decenas de pueblos en el agujero negro de la desocupación y gozó de la complicidad de administraciones nacionales, provinciales y regionales durante más de ochenta años.
Las Petacas se llama el exacto escenario del segundo estado argentino donde los pibes son usados como señales para fumigar.
Chicos que serán rociados con herbicidas y pesticidas mientras trabajan como postes, como banderas humanas y luego serán reemplazados por otros.
'Primero se comienza a fumigar en las esquinas, lo que se llama 'esquinero'.
Después, hay que contar 24 pasos hacia un costado desde el último lugar donde pasó el 'mosquito', desde el punto del medio de la máquina y pararse allí', dice uno de los pibes entre los catorce y dieciséis años de edad.
El 'mosquito' es una máquina que vuela bajo y 'riega' una nube de plaguicida.
Para que el conductor sepa dónde tiene que fumigar, los productores agropecuarios de la zona encontraron una solución económica: chicos de menos de 16 años, se paran con una bandera en el sitio a fumigar..
Los rocían con 'Randap' y a veces '2-4 D' (herbicidas usados sobre todo para cultivar soja). También tiran insecticidas y mata yuyos.
Tienen un olor fuertísimo.

'A veces también ayudamos a cargar el tanque. Cuando hay viento en contra nos da la nube y nos moja toda la cara', describe el niño señal, el pibe que será contaminado, el número que apenas alguien tendrá en cuenta para un módico presupuesto de inversiones en el norte santafesino.
No hay protección de ningún tipo.
Y cuando señalan el campo para que pase el mosquito cobran entre veinte y veinticinco centavos la hectárea y cincuenta centavos cuando el plaguicida se esparce desde un tractor que 'va más lerdo', dice uno de los chicos.
'Con el 'mosquito' hacen 100 o 150 hectáreas por día. Se trabaja con dos banderilleros, uno para la ida y otro para la vuelta. Trabajamos desde que sale el sol hasta la nochecita. A veces nos dan de comer ahí y otras nos traen a casa, depende del productor', agregan los entrevistados.
Uno de los chicos dice que sabe que esos líquidos le puede hacer mal: 'Que tengamos cáncer', ejemplifica. 'Hace tres o cuatro años que trabajamos en esto. En los tiempos de calor hay que aguantárselo al rayo del sol y encima el olor de ese líquido te revienta la cabeza.
A veces me agarra dolor de cabeza en el medio del campo. Yo siempre llevo remera con cuello alto para taparme la cara y la cabeza', dicen las voces de los pibes envenenados.
-Nos buscan dos productores.
Cada uno tiene su gente, pero algunos no porque usan banderillero satelital.
Hacemos un descanso al mediodía y caminamos 200 hectáreas por día.
No nos cansamos mucho porque estamos acostumbrados.
A mí me dolía la cabeza y temblaba todo. Fui al médico y me dijo que era por el trabajo que hacía, que estaba enfermo por eso', remarcan los niños.
El padre de los pibes ya no puede acompañar a sus hijos. No soporta más las hinchazones del estómago, contó. 'No tenemos otra opción. Necesitamos hacer cualquier trabajo', dice el papá cuando intenta explicar por qué sus hijos se exponen a semejante asesinato en etapas.
La Agrupación de Vecinos Autoconvocados de Las Petacas y la Fundación para la Defensa del Ambiente habían emplazado al presidente comunal Miguel Ángel Battistelli para que elabore un programa de erradicación de actividades contaminantes relacionadas con las explotaciones agropecuarias y el uso de agroquímicos.
No hubo avances.
Los pibes siguen de banderas.
Es en Las Petacas, norte profundo santafesino, donde todavía siguen vivas las garras de los continuadores de La Forestal.
Fuente: Diario La Capital, Rosario, Argentina

jueves, 2 de diciembre de 2010

Actualización en encopresis.


Tipos de Encopresis





Autor-es: Fuentes Albero, M.; Carricajo Lobato, M.P.; Bustamante Navarro, R.; García Cortecero, L.. Unidad de Salud Mental Infanto-juvenil II Elche

9/feb/2009 · INTERPSIQUIS. -1; (2009)

La encopresis es un trastorno de la eliminación que aparece fundamentlmente en la infancia. Afecta sobre todo a varones y se caracteriza por la emisión de heces en lugares y circunstancias inadecuadas. En el presente artículo exponemos las características generales del trastorno, las formas más frecuentes de aparición en consulta, así como el tratamiento de elección en cada caso, desde el punto de vista médico y psicológico.



Introducción
La encopresis es un trastorno del control de esfínteres en el que aparecen heces en lugares o situaciones socialmente inaceptadas. El término encopresis procede del griego “kopros” que signifca deposición. Weissemberg, en 1926 acuñó el término “encopresis” y lo definió como la defecación involuntaria que sobreviene en niños mayores de 2 años, que no presentan ningún compromiso evidente del sistema nervioso u otra afección orgánica". Este mismo autor defendería el término “incontinencia fecal” para aquellos episodios donde la emisión inapropiada de heces tiene origen orgánico. En la actualidad, se usa el término encopresis para cualquiera que sea su origen, si bien las implicaciones clínicas son bien diferentes. En este artículo nos ocuparemos de la encopresis de origen psicológico.

Actualmente, el DSM-IV, considera que la encopresis es la emisión repetida de heces en lugares inadecuados después de los cuatro años de edad o una edad mental equivalente, sin que exista causa médica que lo explique, excepto por algún mecanismo que implique estreñimiento. Para considerarse patológico debe suceder por lo menos una vez al mes durante tres meses consecutivos.

La encopresis se considera un problema frecuente de consulta en pediatría. Aparece en aproximadamente el 1-3% de los niños en edad escolar. Suele ser más frecuente en niños que en niñas (3-4:1). Los síntomas van desapareciendo con la edad en un porcentaje importante (28%), siendo muy infrecuente en la adolescencia.

A continuación pasaremos a describir la etiología de la encopresis, las pautas para el diagnóstico, las comorbilidades asociadas y el tratamiento de elección según el tipo de encopresis.
Etiología
Existen dos tipos de encopresis. Cuando va asociada a estreñimiento se denomina encopresis retentiva y cuando éste no se asocia encopresis no retentiva.

Encopresis retentiva

Está asociada a estreñimiento. El 95% de los casos de estreñimiento son de origen idiopático y no existe un único mecanismo responsable del estreñimiento funcional, pueden influir varios factores, como por ejemplo: constitucionales y hereditarios, psicológicos, educacionales, dolor a la defecación y factores dietéticos. Las causas orgánicas de estreñimiento incluyen trastornos neurológicos, endocrinos y metabólicos.

Etiología del estreñimiento asociado a encopresis

• Estreñimiento funcional en el 95% de los casos
• Estreñimiento neurógeno
- Enfermedad de Hirschprung
- Pseudoobstrución intestinal crónica
- Trastornos de la médula espinal: mielomeningocele, tumores
- Parálisis cerebral
• Estreñimiento secundario a lesiones anales
- Fisuras, grietas
- Localización anterior del ano
- Estenosis y atresia de ano
• Estreñimiento secundario a trastornos metabólicos
- Hipotiroidismo
- Diabetes insípida
- Acidosis renal
- Hipercalcemia
• Estreñimiento inducido por fármacos
- Metilfenidato (Rubifén®Concerta®)
- Fenilhidantoína
- Imipramina
- Antiácidos
- Fármacos con codeína

El 85% de los niños con encopresis tienen estreñimiento funcional crónico. El estreñimiento crónico normalmente surge después de un problema agudo que no ha sido suficientemente tratado. En los lactantes y preescolares puede aparecer con un cambio en la dieta, un cambio en sus rutinas diarias, una deshidratación, un suceso estresante, una experiencia aterradora, un incidente que haya producido una defecación dolorosa, etc. El estreñimiento funcional crónico no se explica por un único mecanismo, inciden factores constitucionales y hereditarios, como una motilidad lenta intrínseca y factores psicológicos. Por ejemplo, la expulsión de heces cuando hay estreñimiento es dolorosa y el niño comienza a retenerlas para evitar el dolor , pero como la retención se va haciendo cada vez mayor, se termina produciendo un círculo vicioso, el paso por el recto de esas heces retenidas, secas, cada vez más duras y menos voluminosas, provoca una defecación muy dolorosa y no es raro que vaya acompañada de escenas dramáticas como: gritos, maniobras extrañas para detener la progresión de la deposición, hacer movimientos con las piernas y el cuerpo para no eliminar las heces, rechazar sentarse en el retrete.... Derivado de esto pueden salir al exterior heces líquidas o muy blandas, que no vacían ni el recto ni el colon, porque son solo una parte, que escurre alrededor de la masa de heces endurecida y acumulada. Con el paso del tiempo, si no se resuelve el estreñimiento, la masa de heces distiende el recto (megarrecto) y puede llegar a palparse una masa que llega hasta el ombligo (megacolon). La encopresis está siempre presente en estos casos de estreñimiento crónico grave.

También puede ser debida a enfermedades mucho menos frecuentes como una enfermedad de Hirschprung, malformaciones anales, mielomeningocele....

Los factores emocionales están peor definidos que los físicos, pero también están relacionados con el estreñimiento y con la encopresis. Influyen de forma importante, el modo de entrenamiento de la defecación y la calidad de la relación con los padres. La enseñanza del control de esfínteres debe empezar cuando el niño ha alcanzado un desarrollo motor adecuado, por ello nunca se debe empezar antes de que el niño ande solo y de que admita sentarse en un orinal apropiado, en líneas generales, no antes de los 18-24 meses de edad. No es raro encontrar niños con encopresis que comenzaron el adiestramiento en los primeros meses de vida. La actitud de los padres durante la etapa de entrenamiento debe ser flexible, mostrándose pacientes y comprensivos, actitudes excesivamente rígidas y punitivas se consideran perjudiciales, de este modo se considera que una mala relación paternofilial puede provocar que se viva el entrenamiento del control de esfínteres como coercitivo provocando en el niño una respuesta oposicionista que le hace retener las heces evitando la defecación, esto provoca el efecto acumulativo de las heces que distienden el recto y se dejan de notar las ganas de expulsar las heces. Si persiste la retención, se termina produciendo un alargamiento y dilatación del intestino grueso que puede llegar a ser indistinguible, excepto a través de una historia detallada, de un megacolon de causa orgánica.
El subtipo retentivo de causa emocional en la actualidad ha disminuido ostensiblemente, porque ha mejorado la forma de adiestrar a los niños en el control de esfínteres, atendiendo a la madurez del niño.

Algunos niños en edad preescolar pueden tener fantasías sobre los excrementos y/o sobre la taza del inodoro que les provoque retener las deposiciones. Un niño muy ansioso o hiperactivo puede “no encontrar momento” para ir a defecar, provocándose una retención de heces que ponga en marcha todo el trastorno.


Encopresis no retentiva

Cursa sin estreñimiento. Las heces suelen ser de consistencia normal. Sobre las ropas hacen todo o parte de la deposición.
Podemos encontrarla:

- En niños deficientemente cuidados y atendidos, que no han sido educados en el control de los esfínteres.
- En niños escolares pudiéndose asociar a alteraciones en el aprendizaje.
- En niños con retraso mental moderado y grave, que pueden no alcanzar nunca el control de la defecación.

Cuando un niño lleva poco tiempo controlando esfínteres, una situación que le provoque una tensión emocional puede provocar un fallo en el control de esfínteres, como ejemplos podríamos destacar la separación de los padres, un cambio en el colegio o el nacimiento de un hermano, pudiendo convertirse en el inicio de una encopresis. También puede haber episodios aislados de pérdida del control de la defecación que se encuadrarían dentro de una reacción adaptativa a un estrés agudo.

Los niños con formas agresivas de encopresis pueden ser de subtipo retentivo o no, éstos utilizan de forma intencionada las deposiciones como instrumento hostil dirigido a padres o educadores, se asocia a conducta oposicionista y desafiante. La interacción familiar también puede influir, ocurre en familias desorganizadas o caóticas, o bien en familias con funcionamientos obsesivos y excesivamente rígidos.

Otro aspecto a investigar es si el niño puede estar siendo objeto de abuso sexual o violencia por parte de los iguales.

De todas formas la clínica no siempre es tan clara y con frecuencia ocurren formas de encopresis mixtas, retentivas y no retentivas, en el curso evolutivo del trastorno.
Diagnóstico
Según CIE-10:

Trastorno caracterizado por la presencia reiterada de deposiciones voluntarias o involuntarias de heces de consistencia normal o anormal, en lugares no adecuados para este propósito, de acuerdo con las pautas socioculturales propias del lugar. El trastorno puede ser la expresión de la continuidad de una incontinencia fisiológica infantil, aparecer después de haber adquirido el control de los esfínteres o consistir en la deposición deliberada de heces en lugares no adecuados, aun cuando exista un control normal de los esfínteres.
La incontinencia fecal es la expulsión involuntaria de heces debida a lesiones anatómicas o enfermedades médicas como: malformación anal, cirugía de ano, traumatismos de ano,…
Criterios para el diagnóstico de Encopresis según DSM-IV.
A. Evacuación repetida de heces en lugares inadecuados (p. ej., vestidos o suelos), sea involuntaria o intencionada.
B. Por lo menos un episodio al mes durante un mínimo de 3 meses.
C. La edad cronológica es por lo menos de 4 años (o un nivel de desarrollo equivalente).
D. El comportamiento no se debe exclusivamente a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., laxantes) ni a una enfermedad médica, excepto a través de un mecanismo que implique estreñimiento.

 Continua o primaria.- desde el nacimiento no ha habido control de esfínter.
 Discontinua o secundaria.- aparece tras un tiempo de continencia, sobre los 5 ó 6 años de edad.
La entrevista clínica es el principal instrumento de evaluación para poder conocer la mayoría de los datos necesarios para la intervención, además de servir para establecer una relación empática y motivar tanto a los padres como al niño/a para implicarse activamente en el tratamiento.
Las entrevistas se realizarán tanto con los padres como con el niño. En la entrevista con los padres se recabará información acerca de:
LA ENTREVISTA CLÍNICA: (Tomado de Bragado 1998)
- Historia de la encopresis:
1. Identificar el tipo de encopresis: primaria/secundaria; retentiva/no retentiva
2. Delimitar los parámetros de la conducta problema: frecuencia; consistencia, cantidad y tamaño heces; cuando se produce; circunstancias que modifican la frecuencia de los episodios; consecuencias tras el ensuciamiento; etc.
- Hábitos higiénicos:
1. Repertorio conductual respecto al uso del retrete y a su higiene
2. Condiciones ambientales que facilitan o dificultan el acceso al servicio
3. Rutinas diarias familiares
4. Hábitos de aseo personal y grado de autonomía
- Problemas concurrentes: valoración de otras alteraciones de la conducta y/o del estado de ánimo como ansiedad, depresión, conductas oposicionistas, etc.
- Repercusiones de la encopresis: en los padres, en el niño, en el entorno escolar, etc.
- Tratamientos anteriores
- Factores motivacionales.

Los registros conductuales se han mostrado también muy útiles para la evaluación e intervención en los problemas de encopresis, ya que aportan datos objetivos sobre los parámetros de la conducta problema (el estreñimiento, la frecuencia de ensuciamiento y evolución de la intervención) y permiten establecer de forma inicial, la línea base y, posteriormente, la valoración de la progresión en el tratamiento. Los registros deben ser diseñados para cada caso y deben de tener una forma sencilla y recoger un número limitado de parámetros (dónde, cuándo, etc.).
Las técnicas y medios específicos a utilizar en el tratamiento de la encopresis, serán las indicadas por los resultados de la evaluación. Esta determinará cuales serán las necesidades de intervención, sobre qué factores intervenir, las técnicas o métodos más apropiados para cada caso en concreto y el orden de intervención.
El establecimiento del proceso de tratamiento debe estar fundamentado en un adecuado análisis funcional y para ello se requiere conocer cuáles son las características de la conducta problema, así como las situaciones con las que está funcionalmente relacionada y de todos aquellos aspectos que puedan influir en que la misma se produzca.


 Continua o primaria.- desde el nacimiento no ha habido control de esfínter.
 Discontinua o secundaria.- aparece tras un tiempo de continencia, sobre los 5 ó 6 años de edad.
La entrevista clínica es el principal instrumento de evaluación para poder conocer la mayoría de los datos necesarios para la intervención, además de servir para establecer una relación empática y motivar tanto a los padres como al niño/a para implicarse activamente en el tratamiento.
Las entrevistas se realizarán tanto con los padres como con el niño. En la entrevista con los padres se recabará información acerca de:
LA ENTREVISTA CLÍNICA: (Tomado de Bragado 1998)
- Historia de la encopresis:
1. Identificar el tipo de encopresis: primaria/secundaria; retentiva/no retentiva
2. Delimitar los parámetros de la conducta problema: frecuencia; consistencia, cantidad y tamaño heces; cuando se produce; circunstancias que modifican la frecuencia de los episodios; consecuencias tras el ensuciamiento; etc.
- Hábitos higiénicos:
1. Repertorio conductual respecto al uso del retrete y a su higiene
2. Condiciones ambientales que facilitan o dificultan el acceso al servicio
3. Rutinas diarias familiares
4. Hábitos de aseo personal y grado de autonomía
- Problemas concurrentes: valoración de otras alteraciones de la conducta y/o del estado de ánimo como ansiedad, depresión, conductas oposicionistas, etc.
- Repercusiones de la encopresis: en los padres, en el niño, en el entorno escolar, etc.
- Tratamientos anteriores
- Factores motivacionales.

Los registros conductuales se han mostrado también muy útiles para la evaluación e intervención en los problemas de encopresis, ya que aportan datos objetivos sobre los parámetros de la conducta problema (el estreñimiento, la frecuencia de ensuciamiento y evolución de la intervención) y permiten establecer de forma inicial, la línea base y, posteriormente, la valoración de la progresión en el tratamiento. Los registros deben ser diseñados para cada caso y deben de tener una forma sencilla y recoger un número limitado de parámetros (dónde, cuándo, etc.).
Las técnicas y medios específicos a utilizar en el tratamiento de la encopresis, serán las indicadas por los resultados de la evaluación. Esta determinará cuales serán las necesidades de intervención, sobre qué factores intervenir, las técnicas o métodos más apropiados para cada caso en concreto y el orden de intervención.
El establecimiento del proceso de tratamiento debe estar fundamentado en un adecuado análisis funcional y para ello se requiere conocer cuáles son las características de la conducta problema, así como las situaciones con las que está funcionalmente relacionada y de todos aquellos aspectos que puedan influir en que la misma se produzca.


Tratamiento de la encopresis
La encopresis es un trastorno psicofisiológico con etiología multifactorial cuyo abordaje suele requerir la intervención conjunta de diversos especialistas sanitarios: psicólogos clínicos, psiquiatras, personal de enfermería, pediatras y gastroenterólogos, por lo que la tendencia general es emplear procedimientos mixtos, integrados por tratamientos médicos y conductuales.
En el diseño de la intervención, se ha de tener en cuenta que en el desarrollo y mantenimiento de la encopresis intervienen diversos factores
- Fisiológicos: distensión rectal, pérdida de tono muscular del esfínter, deterioro sensorial, etc.
- Psicológicos: un entrenamiento inadecuado en la adquisición de los hábitos higiénicos de evacuación, experiencias desagradables asociadas al acto de defecar y el fracaso para mantener una rutina defecadora saludable, alteraciones de la conducta (TDAH, oposicionismo, negativismo o conductas antisociales)
- estresores ambientales: el nacimiento de un hermano, el inicio del colegio, etc.
- secundarios al desarrollo de la incontinencia (aislamiento o rechazo social).

El tratamiento conductual de la encopresis debe basarse, como ya hemos dicho, en el análisis individualizado del caso, decidiendo qué comportamientos deben instaurarse y qué otros eliminarse y seleccionando las estrategias más adecuadas en cada caso. En general, en este tipo de intervenciones se plantean los siguientes objetivos (Bragado 2003):
• Enseñar e instaurar las conductas implicadas en la continencia
• Instaurar hábitos de evacuación regular
• Reorganizar las condiciones ambientales (antecedentes y consecuencias) funcionalmente relacionadas con la conducta de defecación
• Corregir las pautas anómalas de defecación
• Disminuir las respuestas emocionales
Antes de iniciar el tratamiento propiamente dicho, es importante introducir una fase de orientación y consejo inicial, cuyos objetivos son: desmitificar el problema e informar de una forma comprensible sobre el funcionamiento del intestino, sobre las consecuencias negativas de la retención de las heces, la falta de intencionalidad de las conductas de ensuciamiento y, por otro lado, lograr motivar e implicar en el tratamiento tanto al niño/a como a sus padres. Nunca se debe iniciar un tratamiento sin el consentimiento del niño.
Algunas intervenciones irán encaminadas a resolver las conductas de evitación de la defecación que se produjeron por la retención de heces, su compactación y dureza por el mecanismo de absorción de agua de las heces acumuladas, contribuyendo esto a que las defecaciones se vuelvan dolorosas lo que llevó al niño a aprender a evitar ir al baño e incluso a inhibir la defecación.
Normalmente, el tratamiento médico suele utilizarse en una fase inicial (en los casos que sea necesario) con el objetivo de facilitar las defecaciones adecuadas, logrando la desimpactación o limpieza fecal y que el recto vuelva a recuperar un tamaño y tono muscular normales, utilizando para ello la aplicación de enemas, laxantes, etc. Una vez conseguida la desimpactación, debe asegurarse su mantenimiento, evitando la reacumulación fecal y las defecaciones laboriosas, mediante el uso regular de laxantes, durante un periodo amplio (3 a 6 meses), junto con la instauración de las pautas dietéticas y los hábitos intestinales (adquisición de la rutina de sentarse en el retrete varias veces al día). Tanto la modificación de las pautas dietéticas como la adquisición de nuevos hábitos de evacuación, podrían verse facilitados por estrategias conductuales (como por ejemplo un programa de economía de fichas).

En el tratamiento conductual de la encopresis, las técnicas operantes como el reforzamiento positivo o procedimientos derivados del castigo (como la práctica positiva o coste de respuesta y el entrenamiento en limpieza de Fox y Azrin que consiste en que el niño se asee y lave también toda su ropa cuando se ensucie con las heces), suelen emplearse de forma combinada en los programas de economía de fichas en los que el niño recibe un número de fichas, previamente acordado, por la emisión de determinadas conductas adecuadas que, posteriormente, puede canjear por distintos refuerzos importantes para él. Estos refuerzos pueden ser proporcionados por defecaciones adecuadas o por la conducta inicial de sentarse en el retrete y pueden ser:

• Refuerzo social: expresiones de elogio de la conducta objetivo (por ejemplo: “me ha gustado mucho que hicieras caca en el váter”
• Refuerzo de actividad: elección de una actividad gratificante (ver un determinado programa de televisión, montar en bici, ir al parque, jugar con los padres a un juego de su elección, etc.
• Refuerzos materiales: sorpresas, juguetes, etc.
Si no se han aprendido hábitos adecuados de defecación e higiene o si existen condiciones o circunstancias personales o ambientales que han interferido con el correcto aprendizaje de la continencia, el objetivo de intervención estará centrado en el entrenamiento en defecación.
El entrenamiento en defecación: Es un programa multicomponente en el que se integran técnicas de reforzamiento positivo y control de estímulos. Consiste en organizar las condiciones ambientales y fisiológicas que anteceden a la defecación para conseguir una rutina defecadora cotidiana.
Para facilitar y poder reforzar la conducta de defecación en el váter, se instruye al niño y a sus padres para que varias veces al día (preferentemente 15 o 20 minutos después del desayuno o de otras comidas o cuando sea más probable que el niño experimente necesidad de defecar) se siente en el retrete durante un tiempo de 5-10 minutos. Es importante lograr un ambiente relajado, asociando la conducta de sentarse y defecar con otras gratificantes como lectura de tebeos o cuentos, música, juegos, etc. En función de los casos, no solo se reforzará la conducta de defecación sino también la de sentarse, como una conducta de aproximación, para así fomentar su ocurrencia. Se pretende así instaurar una cadena de conductas cuyo objetivo es que la conducta de sentarse en el inodoro y la defecación, queden bajo el control de los estímulos discriminativos pertinentes como son las sensaciones de distensión rectal que preceden a la defecación.


Otras técnicas utilizadas en el tratamiento de la encopresis (aunque los resultados indican que este tipo de tratamiento tiene una escasa repercusión en la resolución de la encopresis) son las Técnicas de Biofeedback cuyo objetivo es enseñar a relajar el esfínter externo durante la defecación.
A continuación pasaremos a describir paquetes de tratamientos preestablecidos, uno para la encopresis no retentiva y otro para la retentiva.

Programa de Crowly y Armstrong (1977)

Este paquete de tratamiento es útil para la encopresis no retentiva en la que claramente se observa que hay una falta de adquisición de hábitos adecuados. Los pasos son:

• Ensayos de conducta con los padres: para enseñarles a elogiar verbalmente las conductas correctas y aprender a aplicar un tono emocional neutro cuando ordenen al niño lo que debe hacer cuando se ensucia.
• Ensayos de conducta con los niños: van destinados a enseñarles cómo utilizar expresiones verbales de excusa que les permita abandonar actividades sociales en el momento en el que sienten ganas de defecar, sin sentirse incómodos por ello (cómo pedir permiso al profesor para ir al baño,...)
• Entrenamiento en hábitos defecatorios: Incluye sentarse 15 minutos en el inodoro después de cada comida y hacer ejercicios de contracción-relajación del esfínter para fortalecerlo y evitar que tengan escapes no deseados en momentos distintos de los de estar sentados en el aseo.
• Consecuencias por ensuciarse: los padres deben revisar la ropa del niño 5 veces al día: antes del desayuno, comida, cena, al volver de clase y antes de ir a la cama. Se retiran todos los calzoncillos o braguitas del niño, salvo 7 (uno para cada día de la semana), para evitar que se cambie y evitar el castigo por haberse ensuciado.
Si se detecta un episodio de ensuciamiento, el niño debe realizar el entrenamiento en limpieza que incluye:
• Lavarse a sí mismo
• Lavar su ropa
• Lavar la toalla con la que se ha secado
• 3 ensayos de práctica positiva que consisten en: sentarse 10 minutos en un lugar de la casa neutro (no cuarto oscuro) sin hacer nada y acudir al baño y estar otros 10 minutos sentado intentando defecar (castigo).
• Motivación: Para incrementar la motivación en el curso del tratamiento se negocian contratos de conducta con el niño en el que hasta que no se reduzcan en un 50% los accidentes no se podrá realizar ninguna actividad de fin de semana extraordinaria (cine, parque,…).


Programa de Wright

Es un paquete de tratamiento para la encopresis retentiva primaria o secundaria. Es un programa mixto que combina tratamiento médico y conductual.
• Consigue un porcentaje muy elevado de éxitos: 85 - 90 %
• Las recaídas suelen ser del 15 - 20%, pero responden bien al reentrenamiento
• La duración del tratamiento es entre 15 y 20 semanas
El tratamiento consta de las siguientes partes:
• Desimpactación inicial: consiste en administrar 1 ó 2 enemas la noche anterior al inicio del tratamiento.
• Incluir cambios dietéticos: Aumentando la ingestión de frutas, verduras y cereales, y, reduciendo la ingestión de productos lácteos.
• Por la mañana al levantarse (levantar al niño con tiempo) los padres deben animar al niño a que intente defecar en el inodoro:
• Si el niño defeca una cantidad aproximada de ¼ de copa, se le refuerza verbal y materialmente
• Si no es capaz de defecar se le pone un supositorio de glicerina. El supositorio comenzará a hacer efecto mientras desayuna y se prepara para ir al colegio, ofreciendo una segunda oportunidad para que el niño defeque en casa y luego no tenga escapes en el colegio.
• Si lo consigue, se le proporcionará un reforzador más pequeño que cuando defeca sin la ayuda del supositorio.
• Si esto no funciona, se le administrará un enema pero ya no se le dará reforzador.
El objetivo es que acuda al colegio con el intestino vacío para evitar el manchado
• Comprobaciones rutinarias: al final del día y a la misma hora (antes del baño o de irse a dormir), los padres examinarán la ropa, reforzando si está limpia y castigando si no lo está.
Este régimen se mantiene sin interrumpir hasta que se consigan 2 semanas consecutivas sin ensuciarse
• Retirada: conseguido el criterio inicial con éxito (2 semanas consecutivas sin ensuciarse), se programa una fase de reducción graduada de supositorios y enemas de la siguiente forma:
• Un día de la semana (lunes) no se emplean ni supositorios ni enemas, haga caca o no.
• Si el resto de la semana permanece limpio, la siguiente semana se eliminan supositorios y enemas 2 días alternos. Ej. martes y jueves.
• Si durante toda la semana no se ensucia, a la siguiente se eliminan supositorios y enemas 3 días alternos
• Y así sucesivamente hasta que deje de ensuciarse. Si hay algún escape se vuelve a lo que se ha hecho la semana anterior.
La duración media del tratamiento es entre 15 y 20 semanas
• Refuerzos y castigos:
Los refuerzos se aplican a 3 conductas:
• Defecar naturalmente
• Defecar con la ayuda de un supositorio
• Permanecer limpios
Los autores aconsejan utilizar el refuerzo social y que se utilice “tiempo con los padres”, que consiste en que durante 20 - 30 minutos el niño elija lo que quiere hacer con los padres (el niño como Rey de la casa). Si son más mayores se puede negociar con ellos actividades de juego (videoconsola,…).
Como castigos, los autores aconsejan aplicar el coste de RR suprimiendo algún privilegio, o el tiempo fuera de reforzamiento (entre 10 y 15 minutos), siendo lo aconsejable como norma general, aplicar 1 minuto de tiempo fuera por cada año del niño.
Evolución y pronóstico
El tratamiento requiere mucha paciencia por parte de la familia y del paciente. A lo largo del tiempo de este tratamiento hay que explicar, el porqué de las recaídas teniendo en cuenta que en ocasiones hay que empezar desde cero, en las mejores circunstancias, son necesarios varios meses de tratamiento y en los casos más crónicos o difíciles, con frecuencia años. Las tasas de recurrencia a medio plazo son de más del 50%. En general el 90% mejorará durante el primer año de tratamiento.
Sin tratamiento, casi siempre la encopresis desaparece en la adolescencia y, aunque se describen algunos adultos con encopresis, es muy raro.
En los niños con formas agresivas, la encopresis desaparece, pero pueden continuar otros problemas de conducta.
Conclusiones
En la actualidad no existe todavía ninguna evidencia científica que avale tratamiento alguno para la encopresis. Se habla de tratamientos probablemente eficaces, pero ninguno asegura la efectividad completa. Estos tratamientos son:
1. Tratamiento médico (sin fibra) más reforzamiento positivo, con un porcentaje de éxito del 73%
2. Tratamiento médico completo más reforzamiento positivo, 53% de éxito
3. Tratamiento conductual (reforzamiento positivo y entrenamiento en relajación de esfínter) más tratamiento médico completo, 78% de éxito.
4. Tratamiento médico completo más biofeedback centrado en la contracción paradójica, tasa de éxito 55%
Es necesario la realización de nuevos estudios con buen control metodológico para poder concluir qué tratamiento es el más efectivo para cada tipo de pacientes.

Además es también importante tratar la sintomatología comórbida, ya que, sin ello, no se logrará controlar las emisiones de heces inadecuadas.

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