
En la Provincia de Buenos Aires / Polemica asignatura en el secundario
Denuncian que la materia que incluye el estudio del "escrache" podría usarse como "herramienta de propaganda"
Sábado 19 de febrero de 2011 | Publicado en edición impresa LA NACIÓN
Jesús Cornejo
De la corresponsalía La Plata
LA PLATA.- Una nueva polémica se disparó ayer en torno a la controvertida materia política y ciudadanía que se dictará este ciclo lectivo en el 5° año de los establecimientos secundarios bonaerenses, a raíz de la inclusión en el programa de estudios de una extensa unidad en la que se desarrolla la forma de hacer política en la escuela secundaria.
Si bien las autoridades provinciales afirmaron que el espíritu de la materia es brindar un curso de civismo, sectores de la oposición temen que la asignatura se convierta en un "instrumento para fomentar las ideas políticas de este Gobierno" y "utilizarla como una herramienta de propaganda" en los colegios.
Entre los temas que incluye la materia figuran "La escuela como comunidad política"; "Los centros de estudiantes y otras organizaciones juveniles"; "Planificación, ejecución y evaluación de proyectos políticos en la escuela", y "Los actos escolares como formas de hacer política".
Consultada por La Nacion, la directora de Educación Secundaria bonaerense, Claudia Bracchi, dijo que se trata de un curso en el que el concepto de política está vinculado al de participación. "No se les enseñará hacer política como si estuvieran en un partido político. Cada profesor tendrá una guía. Y sin dar su opinión brindará los contenidos. Hay una bibliografía específica, pero como existe libertad de cátedra, cada docente podrá agregar textos que complementen el programa", explicó la funcionaria.
Sin embargo, la explicación de las autoridades educativas bonaerenses no convence a un sector de la opinión pública y ni a la oposición. "Podemos creer en la honestidad intelectual de los docentes, pero conociendo la lógica del kirchnerismo da para desconfiar? y para pensar si en verdad la materia no se puede utilizar como un instrumento de propaganda política", dijo el diputado de Pro, Jorge Macri.
Según el legislador, los contenidos de la materia no se discutieron abiertamente con educadores de distintos signos políticos. "A nosotros no nos consultaron y nos preocupa porque este tipo de materias que finalmente son polémicas se arman casi en la oscuridad. Por eso me preocupa que haya una intencionalidad política en todo esto", comentó.
El diputado radical Gustavo Zuccari objetó la falta de información para saber cómo se dictarán los contenidos de esta materia.
"Creo que es buena la participación de los jóvenes en los centros de estudiantes de las universidades. Pero no estoy muy de acuerdo con que esto suceda en la secundaria. Habría que ver cómo se preparan las clases para esta materia, para evitar una bajada de línea del Gobierno", comentó.
Durante la última semana, la materia política y ciudadanía provocó un intensa polémica, debido a que se conoció que los alumnos de 5° año del secundario deberán estudiar las figuras del "escrache", los piquetes y las pintadas callejeras.
"La escuela secundaria tiene tres objetivos: formar al alumno para los estudios superiores, para el mundo laboral e instruirlo como ciudadano en la defensa de la democracia. En este último punto, se inscribe la materia política y ciudadanía, que tiene otras asignaturas que van en la misma dirección", explicó Bracchi.
Las materias que forman parte de la formación ciudadana de los alumnos bonaerenses son construcción de la ciudadanía, que se dicta en los tres primeros años de la secundaria; salud y adolescencia (4° año), y trabajo y ciudadanía (6° año).
Confusión
"En democracias frágiles como la nuestra, preocupa tanta confusión, tanto desapego a la ley. Es muy importante que la escuela enseñe qué es la participación ciudadana en la vida democrática y qué no lo es", opinó la directora del Area de Educación de la Universidad Torcuato Di Tella, Claudia Romero.
Y añadió: "El programa equipara los «escraches» con las flores con que los hippies ornamentaban la boca de los fusiles con los que los apuntaban. Iguala así el autoritarismo y la agresión con las acciones pacifistas. Eso no es educar para la ciudadanía, eso es sembrar confusión e ignorancia. También iguala los «escraches», los piquetes, las pintadas callejeras con el voto secreto, al definirlos sin distinción como formas de participación política".
Por su parte, el diputado nacional Francisco de Narváez dijo a La Nacion: "No compartimos que se politice el ámbito escolar. Por supuesto que se necesita alentar el pensamiento crítico y la cultura cívica de los estudiantes, pero no es razonable llevar la lógica de confrontación política del Gobierno a la escuela. Convertir un acto escolar en una herramienta partidaria envilece el rol natural de la escuela, que es enseñar y formar".
El riesgo de hacer una apología
Horacio Sanguinetti
Para LA NACION
Sábado 19 de febrero de 2011 | Publicado en edición impresa
Me parece un grave error que se dicte la materia Política y Ciudadanía. Podría estudiarse como elemento sociológico, pero no en las escuelas. Con seguridad se va a convertir en una apología del "escrache" y el piquete, y forma parte de una serie de novedades desdichadas que hacen perder seriedad a la escuela. Todo es facilismo. Es una actitud coherente con lo que se viene desarrollando en la educación en general.
No la habría puesto en la currícula, porque me parece que es fomentar una tolerancia con cosas que no deberían admitirse. Con seguridad va influir en los jóvenes que la estudien. Va a ser por derivación, aunque no sea la intención. Se trata de delitos que no se penan nunca, que no se cuestionan, que no se procesan, y el resultado está a la vista. El corte de calles es un delito, es un atropello.
Yo a mis alumnos siempre les planteaba eso, busquen formas inteligentes. Les ponía como ejemplo la carpa blanca instalada frente al Congreso, que no molestaba a nadie y estuvo casi un año ahí sin perturbar el derecho de los otros.
Enseñar en las escuelas el piquete, los "escraches", va a alentar una forma de protesta social. Confío en que esta materia no incluya trabajos prácticos. Lo único que falta es que los chicos salgan a cortar calles.
El autor fue rector del Colegio Nacional de Buenos Aires
En Buenos Aires
Evaluarán a los chicos en la materia que causa polémica
La asignatura que incluye escraches y piquetes será obligatoria y deberá rendirse examen final
Viernes 18 de febrero de 2011 | Publicado en edición impresa
LA PLATA.- La polémica asignatura que incluye como temas de estudio los "escraches", piquetes y pintadas callejeras será obligatoria para todos los chicos que cursan 5° año en las escuelas secundarias en la provincia de Buenos Aires, y tendrá evaluaciones periódicas y un examen final como cualquier otra materia que integra los planes de estudios de este año.
Así lo confirmó a LA NACION la directora de Educación Secundaria bonaerense, Claudia Bracchi. "La materia tendrá una duración de dos horas semanales. Pese a que en los últimos días se ha desatado una controversia en torno a la asignatura, no hemos agregado ni quitado ni una coma del borrador original", dijo la funcionaria.
Los contenidos de la materia Política y Ciudadanía generaron esta semana un duro debate entre los defensores y críticos de la medida. "Los profesores que dictarán estos cursos están especialmente capacitados y preparados como para no verter su opinión sobre los temas dictados. Lo que harán es describir situaciones y guiarán a los alumnos mediante la bibliografía sugerida", explicó Bracchi.
Sin embargo, legisladores de la oposición que integran la Cámara baja de la provincia rechazaron la posibilidad de que se enseñe esta modalidad de protesta en las aulas bonaerenses, al considerarla una metodología fascista.
"Resulta incomprensible que el director general de Cultura y Educación bonaerense, Mario Oporto, a quien considero una persona democrática, haya propuesto la inclusión del «escrache» dentro de los estudios en escuelas públicas", dijo el diputado Juan Carlos Juárez (GEN).
Por su parte, el secretario general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), Roberto Baradel, cuestionó las críticas vertidas en torno a la asignatura. "Los escraches, los piquetes, las marchas, las movilizaciones y las huelgas son parte de la realidad social argentina y en la escuela hay que reflexionar sobre situaciones y prácticas que se dan en la realidad. Igual que se estudian el nazismo o la Segunda Guerra Mundial, se pueden analizar las distintas formas de participación social", dijo a LA NACION.
Mientras el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, consideró "exageradas" las quejas que generó el tema, Rubén Hallú, rector de la Universidad de Buenos Aires, opinó: "Me parece bien que se debata, pero para ir formando a los jóvenes en una conciencia de que no deben usarse estos métodos", dijo.
"A lo largo de mi carrera he sufrido escraches, me han subido a un mesa y me han bailado. Uno está acostumbrado a este tipo de protestas, no son agradables. Se sufre más que por uno mismo, por los papelones, por cómo queda la institución. Los jóvenes deberían entender que hay formas de reclamo ante distintas situaciones. Yo no digo que no reclamen, pero ésa no es la metodología adecuada", añadió.
En tanto, Andrés Delich, ex ministro de Educación nacional, apuntó: "Está claro que los escraches son una práctica fascista, desarrollada en los años 30 en la Alemania nazi, no puede ser un práctica democrática. Si en la materia se explica qué son los escraches y se diferencia con claridad cuáles son las prácticas democráticas y cuáles no, me parece bien que se dicte. Ahora si dentro de la currícula hay alguna vinculación con la forma democrática, me parece terrible".
Y agregó: "La materia tiene un sesgo por quien ha desarrollado su currícula? pero tiene mucho más que ver con una confusión intelectual en términos de conceptos muy vulnerables. Me parece que la sociedad no puede tener un doble discurso sobre determinadas prácticas".
En Buenos Aires
Controversia por el estudio del "escrache"
Se lo incluyó en una materia del secundario
Jueves 17 de febrero de 2011 | Publicado en edición impresa
De la corresponsalía La Plata
LA PLATA.- La inclusión del piquete, el "escrache" y las pintadas callejeras como temas de estudio en una asignatura de 5° año de la escuela secundaria en la provincia de Buenos Aires provocó ayer una intensa controversia entre los que consideran que puede llevar a promover y multiplicar ese tipo de manifestaciones en los chicos y los impulsores de la medida, que sostienen que son ejemplos de la vida diaria que sirven para analizar las distintas realidades sociales que atraviesa el país.
La polémica medida causó también un roce dentro del gobierno bonaerense. El gobernador Daniel Scioli debió llamar al director general de Cultura y Educación de la provincia, Mario Oporto, para que "aclare lo que haga falta aclarar sobre el dictado de esta materia".
Oporto señaló ayer que "de ninguna manera" se les va a enseñar a los alumnos "a realizar un piquete o un «escrache». La idea es analizar estos fenómenos que ocurrieron, y ocurren- en la Argentina y que todos los chicos conocen. Esto no quiere decir que vamos a promover esas formas de manifestaciones", dijo a LA NACION.
Scioli ya le había solicitado que subrayara "la posición del gobierno bonaerense contraria a la protesta a través de «escraches», piquetes y cortes de rutas", según comentó un vocero del mandatario bonaerense.
La noticia generó el repudio de la oposición y de un sector de la opinión pública. "La propuesta de enseñar «escraches» en las escuelas es decididamente bochornosa, totalmente fuera de lugar y es una clara señal del modelo que se está proponiendo", disparó el diputado de Pro Jorge Macri. Y añadió: "La escuela debe servir para formar a los jóvenes en la cultura del estudio, el trabajo y el esfuerzo, no para promover el odio y la confrontación. En el último año del secundario los chicos necesitan herramientas para saber cómo desenvolverse en un posible mercado laboral, no cómo moverse en una manifestación o un «escrache»".
Por su parte, el diputado Walter Martelo (Coalición Cívica) opinó: "Tengo un hijo que este año comienza 5° año y que seguramente tendrá que cursar esta materia. Preferiría que en vez de estudiar formas de protesta callejera, de confrontación social, tengan una buena formación para resolver los problemas mediante el diálogo ciudadano o que se les enseñen métodos de resolución de conflictos, no metodologías que generan conflicto, como el piquete".
Ningún sesgo
Oporto aclaró que la materia no tendrá ningún sesgo ni orientación política. "Para que quede bien claro: cuando se dictan temas como la Segunda Guerra Mundial y el nazismo, no se le enseña al alumno que las guerras son buenas ni se difunde la ideología nazi. Se le explica desde una perspectiva histórica lo que ha sucedido. Lo mismo ocurre con los piquetes y los «escraches», se lo somete a un análisis de estudio escolar."
El funcionario dijo que "todas las áreas del gobierno" están en desacuerdo con cualquier forma de manifestación que viole la ley y que vulnere los derechos y las libertades individuales. "Estamos en desacuerdo con los cortes de ruta. Creemos que los conflictos se dirimen por vía de la Justicia. Este es un debate que parte de mucha confusión", agregó.
Por otra parte, consultado por LA NACION sobre cómo se abordará en la escuela el tema del matrimonio igualitario, otro punto que genera controversia, Oporto dijo que no figura en los contenidos. "Seguramente se podrá discutir el tema cuando se dicten derechos individuales. Es un tema controvertido, pero es una ley nacional que si se requiere puede ser discutida en el aula", concluyó.
Fuentes del Ministerio de Educación nacional, en tanto, aclararon a la agencia DyN que las temáticas como el «escrache» y los piquetes "no integran los contenidos curriculares aprobados por el Consejo Federal de Educación" y que, en cambio, fueron concebidas "por el gobierno provincial", dentro de su propio plan de estudios.
La pedagoga y directora de contenidos del programa Conectar Igualdad de esa cartera, Silvina Gvirtz, consideró que el temor social a los contenidos "es infundado" y dijo que "no hay que convertir a la escuela en un ámbito de doctrina". Diferenció que el estudio de la "participación sociopolítica de los jóvenes no es hacer apología del «escrache», sino que se ve como un modo de protesta social", al tiempo que instó a "separar la parte ideológica para entender las manifestaciones de protesta".
Qué dice el Código Penal
Cortar una calle, ruta o autopista configura un delito que se sanciona con una pena de prisión. Así lo establece el Código Penal vigente, lo que revalidaron durante los últimos meses numerosos fallos en distintos juzgados del país, aunque un sector de la Justicia estima que se trata, de una falta contravencional.
Enmarcado dentro del capítulo sobre los "delitos contra la seguridad de los medios de transporte y de comunicación", el artículo 194 del Código Penal determina que "el que, sin crear una situación de peligro común, impidiere, estorbare o entorpeciere el normal funcionamiento de los transportes por tierra, agua o aire o los servicios públicos de comunicaciones, de provisión de agua, de electricidad o de sustancias energéticas, será reprimido con prisión de tres meses a dos años". La formulación de ese artículo es el resultado de varias reformas legislativas, incluso a través de la ley 23.077, que se aprobó en 1984.
Distinto es el encuadre jurídico ante los "escraches", que no siempre llegan a configurar un delito y que pueden enmarcarse dentro las libertades de expresión y de manifestación siempre que se mantenga en el plano oral. Si un "escrache" deriva en una situación fáctica, sí puede configurar delitos -lesiones, destrozos, injurias o daños, entre otros-, o incluso en el delito del corte de calle, si es inherente a la manifestación y no es espontáneo.
EL PAIS › OPINION
Escrache: memoria en acción PÁGINA 12 18 de febrero de 2011
Por H.I.J.O.S. *
El escrache es una herramienta de lucha que motorizó nuestra agrupación frente a la impunidad oficial que reinó en el país durante más de 25 años. Nuestra intención fue clara: sacar a la luz lo oculto, lo escondido y mostrarlo porque “si no hay justicia hay escrache”.
Denunciamos a genocidas y cómplices de la última dictadura cívico-militar que gozaban de la libertad por los beneficios de las leyes de obediencia debida, punto final e indultos. Ratas inmundas que asesinaron, torturaron, violaron mujeres y hombres, se apropiaron de menores, robaron bienes, y que vivían en el anonimato, por el silencio, por la impunidad.
Así decidimos comenzar en 1996 cuando escrachamos al represor Magnacco, que era quien firmaba las partidas de nacimiento en la ESMA. Fuimos a su trabajo, en el Sanatorio Mitre, y de allí a su guarida en Marcelo T. de Alvear y Montevideo. Y así empezamos, y nunca paramos. En Capital, hemos realizado más de 50 escraches.
El escrache nunca fue violento o buscó la justicia por mano propia: todo lo contrario. Nuestro objetivo fue buscar siempre la condena social: que ese personaje que vivía en el olvido fuera repudiado por sus vecinos. Que su casa fuera su cárcel. Y eso, de a poco, lo fuimos logrando.
Si algo caracterizó a esta manifestación fue la alegría: murgas, colores, circo, ruido. Decidimos también descentralizarlos. Llevar las manifestaciones a los barrios. Allí donde quizá nunca hubiera pasado una marcha. Pasamos por la gran mayoría de barrios porteños.
Mucho se ha hablado, mucho se ha dicho. Lo cierto es que esta nueva herramienta de lucha ha sido bastardeada por diversos medios de comunicación y hoy es utilizada para definir cualquier acción o acto violento: un huevazo a un funcionario, unas pintadas en un edificio. Todo eso es “Escrache” para algunos medios. Pero justamente todo eso no es escrache. La calificación de todo este tipo de manifestaciones, acciones o intervenciones busca denostar al escrache como un acto violento. Denostar una práctica que ha demostrado desenmascarar la impunidad.
Hoy nos encontramos con un nuevo editorial que intenta descalificarlo, “Un escrache a la Educación”, publicado por el diario Clarín. El mismo critica la decisión de que en las escuelas se estudie el escrache, marchas de silencio, pintadas y graffiti como nuevas “modalidades de participación socio-política”. “Todos los escraches son una forma de fascismo”, sentencia el matutino. No es el primer editorial así. En la misma línea se manifestó el diario La Nación, ya el 1/11/2000, en el editorial “Ni escraches ni cortes de ruta”, donde manifestaba que este tipo de acciones “atentan contra el derecho de terceros y dañan la tranquilidad pública”. El 3 de julio de 2008, en otro editorial del mismo diario, “Desterrar la cultura del escrache”, habla del escrache como “esta particular y nefasta metodología, cuyas raíces más cercanas se vinculan con repudiables prácticas del fascismo y del nazismo”, para más adelante afirmar que “El ‘escrache’ es un acto de violencia moral contra personas o instituciones”. Otros periodistas del mismo diario, como Mariano Grondona o Joaquín Morales Solá, también opinaron en el mismo sentido.
Resulta por demás llamativo que se intente denostar esta práctica tan válida como certera, vehiculizada por organismos de derechos humanos, cuando, por ejemplo, se está investigando el rol de estos dos diarios en la compra fraudulenta de Papel Prensa durante la dictadura. O cuando también se está esperando saber los resultados de la apropiación de Marcela y Felipe, para determinar si son hijos de desaparecidos. O cuando justo este próximo lunes deberá declarar ante la Justicia el periodista Morales Solá en la causa por el “Operativo Independencia”, por haber visitado el centro clandestino “La Escuelita” en Tucumán en plena dictadura.
Creemos haber aportado con el escrache nuestro granito de arena, como una nueva modalidad de lucha. Pero, pese a todo, también es necesario afirmar que el escrache no termina. Siempre vuelve. Porque hay muchos criminales impunes, porque hay muchos civiles que no han dado cuenta de sus responsabilidades directas para con el terrorismo de Estado, porque hay muchos ideólogos que hoy siguen usufructuando sus empresas. Por eso, a donde vayan los iremos a buscar.
* Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio. www.hijos-capital.org.ar
En Uruguay, un libro "proselitista"
MONTEVIDEO (De nuestro corresponsal).- Un libro de estudios, dirigido a niños de sexto año de enseñanza primaria de Ciencias Sociales, desató en Uruguay una polémica sobre el concepto de laicidad; la oposición acusa a las autoridades de aprovechamiento electoral.
El Libro de Ciencias Sociales de Sexto Año , que abarca la historia del siglo XX y la primera década del siglo XXI, tiene en su portada imágenes del ex mandatario uruguayo Tabaré Vázquez con la banda presidencial que lució cuando asumió en 2005 y la del revolucionario argentino Ernesto "Che" Guevara.
Pocas semanas atrás, Vázquez ratificó su voluntad de postularse como presidente en las elecciones de octubre de 2014. "¿Es sensato incluir en un libro de estudio, en su tapa, al candidato del Frente Amplio a las elecciones del 2014?", dijo el líder del Partido Colorado, el senador Pedro Bordaberry. El diputado Juan Manuel Garino, de la misma agrupación, pidió al Parlamento que llame al ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich para que aclare el tema.
"Con los fondos públicos destinados a la educación se está haciendo propaganda del candidato a la presidencia por el Frente Amplio, violando la laicidad y la Constitución", dijo el legislador opositor. Y agregó: "Si dejamos pasar estas cosas, nos convertimos en un Estado frenteamplista más que un Estado uruguayo".
El libro fue editado por el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) y elaborado durante 2009, cuando el país estaba en su proceso electoral y Vázquez era aún presidente. La consejera del CEIP, Irupé Buzzetti, defendió la publicación. "Ese libro recoge lo que dicta el programa, es decir, todos los acontecimientos importantes del siglo XX y de la primera década del siglo XXI".