SADE Seccional ATLÁNTICA MAR DEL PLATA
INVITA A LAS SIGUIENTES PRESENTACIONES:
*JUEVES 18 DE NOVIEMBRE
...-17:00 hs. ,Sala Rodolfo Walsh
“El valor simbólico de la Palabra” Disertación a/c de Ana María Martorella.
Presentadora: Escritora Alicia Belloso.
Filogenéticamente, las neurociencias han demostrado que nos diferenciamos de otras especies animales, aún de los primates más evolucionados, por la telencefalización de nuestro cerebro, con especial importancia de nuestro lóbulo frontal izquierdo donde se ubica la función del habla como forma de expresión verbal codificada.
En este área nerviosa pensamos todo lo que existe a partir del fonema con el que identificamos tanto lo concreto como lo abstracto, lo tangible y las emociones, lo visible y lo etérico.
Allí el pensamiento, a gran velocidad de impulsos eléctricos, comunicando neuronas a través de su cableado, procesa y transforma todo aquello que percibimos en nuestro mundo interno y externo, y lo nombra.
Así surge la PALABRA.
Noé Jitrik escribe: (1)“El hecho de que en las primeras instancias del aprendizaje, leer y escribir sean dos designaciones para un mismo acto, al parecer dos prácticas entrelazadas de manera inextricable – pues ya al trazado de los primeros signos con sentido (escritura) implica que se los comprenda (lectura) – no es garantía de que no se vaya produciendo en cada sujeto una ulterior y fatal separación entre los términos…”.
Continúa diciendo Guillermo Koop: “Junto a lo anterior, otra perspectiva, la de la marca del nombre en la emergencia de un sujeto. Hay un registro de inscripción y un plazo para anotar el nombre. Hay nombres que no pueden inscribirse, otros deben inscribirse de acuerdo con cierta fonética, etc. El nombre arrastra luego a su portador como marca de su procedencia, se presta al equívoco de diferentes lecturas, será sustituido por un apodo…Los seudónimos abren también en la literatura una instancia referida a los nombres. De este modo también la lectura y la escritura están presentes en un sujeto desde su emergencia.
Al traducir un texto de Heidegger, “Logos”, Lacan pretende señalar un modo de acceso textual que tendrá notas particulares. El de Heidegger es un trabajo centrado sobre la traducción, la interpretación escritural de un texto, la lectura de una transmisión. Aparecen entonces nuevamente preguntas acerca de cómo leer, qué es leer, qué idea de letra pone en juego esa lectura…
Hemos intentado hasta aquí poner en relación términos y nombres. Se han entrelazado así mirada y letra, lectura y nombre, marca y voz. Las mutuas remisiones son innumerables.
En este espacio quedan así convocadas las historias de la escritura. Las vertientes místicas de la lectura y la letra. Los mitos de origen de la escritura muchas veces literariamente bellos. La retórica en su posible relación con lo escrito. La perseverancia literal de la filología. Los autores en sus trazas. Al fin la lectura y la escritura.
Hemos intentado hasta aquí poner en relación términos y nombres. Se han entrelazado así mirada y letra, lectura y nombre, marca y voz. Las mutuas remisiones son innumerables.
En este espacio quedan así convocadas las historias de la escritura. Las vertientes místicas de la lectura y la letra. Los mitos de origen de la escritura muchas veces literariamente bellos. La retórica en su posible relación con lo escrito. La perseverancia literal de la filología. Los autores en sus trazas. Al fin la lectura y la escritura.
La palabra refiere a un tiempo, pero el inconsciente es acronológico.
En su prólogo a una edición castellana de las dos “Alicias” de Carroll, Borges recuerda el capítulo segundo de otra obra, “Lógica simbólica”, en la que escribió que “el universo consta de esas cosas que pueden ordenarse por clases y que una de éstas es la clase de cosas imposibles. Dio como ejemplo la clase de las cosas que pesan más de una tonelada y que un niño es capaz de levantar” en sus juegos. (Juan Bautista Ritvo) (2)
Observación esencial para comprender a Carroll, desde luego; pero también para situar el núcleo decisivo de la problemática del tiempo. En el mismo prólogo, Borges recuerda algunos de los juegos temporales, siempre vecinos de la pesadilla: el que es condenado por un crimen que cometerá luego de la sentencia, el Sombrerero Loco, en cuya casa siempre son las cinco de la tarde. El tiempo invertido y el tiempo detenido, ¿no son ejemplos perfectos de la clase de las cosas imposibles?
El culto de los antepasados.
André Malreaux cuenta que Jung, el psicoanalista, formó parte de una expedición a los indios de Nuevo México. Le preguntan cuál es el animal de su clan; les contesta que Suiza no tiene clanes ni tótems. Terminada la conversación, los indios salen del cuarto por una escala que bajan como nosotros bajamos las escaleras: de espalda a la escala. Jung baja, como nosotros, de cara a la escala. Cuando llega al suelo, el jefe indio señala sin hablar el oso de Berna bordado en la camisa de su visitante: el oso es el único animal que baja de cara al tronco y a la escala.
El personaje de Malraux no sabía que sabía sobre su pertenencia al linaje totémico común de los suizos. Su realidad cotidiana, hasta el más banal de sus actos, bajar una escala, aparecía ordenada por una antecedencia discursiva. El olvido renegatorio de Jung garantizaba la eficacia no sintomática de dicha antecedencia.
La lengua, Institución filiatoria.
En un artículo de posguerra (1959) titulado “El milagro hueco”, George Steiner enuncia una hipótesis fuerte y particularmente antipática para los alemanes embarcados en un renacimiento milagroso posterior a la devastación con que finalizó la llamada Segunda Guerra Mundial. Atendiendo a las relaciones entre el lenguaje y la inhumanidad, enuncia la muerte del idioma alemán. Señala los gérmenes de la disolución: “en vez de estilo hay retórica”; “en vez de uso común y preciso, jerga”; “extranjerismo y radicales foráneos dejan de enriquecer el flujo sanguíneo de la lengua indígena”; “el lenguaje deja de configurar el pensamiento para proceder a embrutecerlo”; etc.. Afirmando que el idioma alemán no fue inocente de los horrores del nazismo, Steiner despliega una idea que va más allá de considerar aquello que los alemanes le hicieron a la lengua alemana: ubica en el idioma alemán mismo exactamente lo que se necesitaba para articular el salvajismo nazi.
El planteo parece ser que el nazismo se apropió del núcleo duro, inhumano, de la lengua alemana, y extremando, que la barbarie nazi no hubiera podido surgir sino en lengua alemana. Interesante y discutible afirmación que tiene la virtud de acercarnos a la idea de la lengua como institución filiatoria. Hitler y Goethe, ambos hijos de la lengua alemana en sentido fuerte; cada uno de ellos apropiándose, a su manera, de la herencia dispar que la lengua porta.
Steiner destaca por otro lado la prevalencia en la lengua nazi de la terminología administrativa y científica propias del laboratorio. El eufemismo se convirtió en la figura retórica por excelencia. Sabandijas, piojos, cucarachas, pasaron a nombrar a los judíos; solución final al exterminio de millones de seres humanos. El eufemismo - del griego euphemismós aplicado al que habla bien – es considerado habitualmente una figura retórica destinada a sustituir una expresión considerada demasiado violenta, grosera o malsonante. El acento está puesto en velar, ocultar, algo que no se podría decir de manera directa, descarnada.
CONCLUSIONES
La palabra cambia su simbolismo según quien la pronuncie y quien la escuche, según el momento de nuestras vidas, según las experiencias que le antecedan.
La simbolización de la palabra depende de la subjetividad del individuo, del grupo y su cultura, y de su herencia: la lengua materna.
Los personajes de las narraciones, de las poesías, de las novelas, tienen el mismo origen y simbolismo que aquellos del juego infantil: encarnan la conflictiva de su autor a través del juego de las palabras de los parlamentos y de las descripciones de las escenas.
La palabra es el objeto que nos permite simbolizar. Aquel que logra simbolizar, se comunica consigo mismo y con el mundo externo. Quien no alcanzare este desarrollo de simbolización, se hallará sumergido en las tinieblas de la alienación: la locura.
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