
La Lactancia Materna en el tiempo largo de la especie.
Artículo de una de las docentes de nuestro nuevo curso on line "Comer".Dra. Patricia Aguirre.
Fundación Lac Mat-IBFAN Año VI Nº 30-12/2002
Hablar de lactancia, como hablar de antropología es hablar simultáneamente de aspectos biológicos y culturales y ambos se despliegan en el tiempo con trayectorias particulares –y como veremos ahora no siempre convergentes. Si pretendemos comprender la lactancia materna desde el punto estrictamente biológico parece incuestionable, en tanto somos mamíferos, la leche materna es el mejor alimento para las crías humanas, y durante millones de años además fue el único. ¿Es que la cultura humana está perturbando la naturaleza?. Si midiéramos a los humanos solo con la vara de la biología como si fuéramos un mamífero más, aún así más deberíamos señalar algunas adaptaciones biológicas sumamente interesantes que sin duda contribuyeron a que hoy día seamos como somos. En nuestra especie, en los primeros millones de años posteriores a la divergencia, se seleccionaron rasgos adaptativos muy interesantes relacionados con la lactancia: los senos globulares de las hembras humanas por ejemplo pueden ser considerados una maravilla adaptativa, o un cruel engaño (o un engaño maravilloso, como prefiera el lector). Repasemos algunas de las más importantes características que nos metieron en el corredor evolutivo que terminaría dándole forma al homo sapiens-sapiens (que somos). Es interesante ver cómo la introducción de la leche de los herbívoros domésticos condicionará un cambio en el pool genético de la humanidad. Transformándose la cultura en nuestra verdadera naturaleza.En todos los estados, donde hay estratos sociales diferenciados también hay formas de vivir diferenciadas y por lo tanto cocinas diferenciadas (alta cocina, “cuisine” para los señores , baja cocina o cocina campesina o cocina a secas para los plebeyos) .Estas sociedades han marcado los privilegios de las mujeres aristocráticas separándolas de la alimentación. Hay dos actividades que -en todas las sociedades estatales desde hace 6000 años- marcan las diferencias sociales y son la molienda y el amamantamiento: las reinas ni muelen ni amamantan. La separación de la función nutricia de la mujer aristocrática (que pasará por efecto de demostración a ser la aspiración de los demás estratos sociales) no es otra cosa que la inversión del proceso de dominación del cuerpo de la mujer y es consistente con la aparición de las cocinas diferenciadas (de pobres y de ricos) y cuerpos de clase (durante milenios las clases sociales se distinguían por el tamaño de la cintura, los ricos gordos, los pobres flacos) .El fin de la era industrial nos enfrenta a condiciones ecológicas, económicas, sociales y simbólicas totalmente diferentes a aquellas que dieron origen al desprecio por la lactancia. Por eso aquellas interdicciones culturales que separaban a la mujer de su cuerpo, excluyéndola de su función nutricia están perdiendo sustento y la lactancia materna se nos presenta como una recuperación de sentidos, ligada a la razón, a la ciencia, a la identidad a la salud, al bienestar económico y psicológico.Antes que recuperar nuestra biología (que no ha cambiado mucho en los últimos 250.000 años) la recuperación de la lactancia materna se inscribe en la recomposición de guiones culturales que estructuran nuevas gramáticas del consumo alimentario. Dadas estas nuevas condiciones (que podemos apoyar con las investigaciones) creemos que el esfuerzo de reinstalación de la lactancia está condenado al éxito, lo que no quiere decir que se deje se hacer el esfuerzo, sino que algunas de las condiciones culturales que apoyaban la resistencia al amamantamiento han caído y “solo” resta recuperar los guiones culturales que devuelvan a la mujer y al bebe el sano derecho de amamantar y ser amamantado.
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